El jerarca del OIEA asegura que los cortes de energía suponen “un peligro para el refrigeramiento de los reactores.” La central de Zaporiyia, la más sobresaliente de Europa, cayó en manos del ejército ruso el 4 de marzo de 2022. Desde entonces sufrió un incendio y quedó cortada de la red eléctrica en varias ocasiones, una situación precaria que hace temer un importante casualidad nuclear. Las partes en conflicto se acusan mutuamente de los ataques en sus alrededores y contra la propia central nuclear, que además ha sido alcanzada por disparos en alguna ocasión. Entreambos bandos se acusan recíprocamente de querer provocar una catástrofe.
El delirio de funcionario, el segundo a la planta de Zaporiyia desde el inicio de la invasión de Rusia, llega posteriormente de que durante meses la OIEA haya intentado establecer una zona de seguridad en torno a la central para alejar el peligro de un casualidad. Sin confiscación, todos estos intentos, hasta ahora han fracasado.
En este preocupante escena, el funcionario argentino está intentando alcanzar un acuerdo “para evitar una catástrofe”.
La OIEA está trabajando en inquirir otras alternativas, aunque sean soluciones de mínimos. “Estoy tratando de proponer medidas realistas que puedan ser acordadas por todas las partes”, dice Grossi. “La idea es ponerse de acuerdo sobre ciertos principios y ciertos compromisos, entre los cuales figura no atacar la central”.
Señalan que es importante que no haya presencia de militares en las plantas nucleares. “Sin el retiro inmediato de las fuerzas y del personal ruso de la planta nuclear de Zaporiyia y en la zona cualquier iniciativa para restaurar la seguridad y la protección nuclear están condenados al fracaso”, afirma Grossi.
La central nuclear de Zaporiyia está en precarias condiciones. En más de una ocasión han tenido que usar sus generadores diésel de emergencia.