Cristina Fariñas: “Mi vida ahora es un puzle en el que la pieza central es mi hijo”



Cristina Fariñas Álvarez dejó “a un párvulo de 23 abriles con trabajo y en búsqueda de su independencia” en la N-120, cerca de Os Peares, el 15 de junio de 2015 cuando venía de dejar a su novia en Monforte (Lugo). De regreso a Ourense, sufrió una salida de vía y posterior choque contra un tapia de contención, tras quedarse dormido en un día de semana con mucho trabajo. Tres meses y medio en coma a posteriori, y casi un año en el Instituto Guttmann de Badalona para su neurorrehabilitación, volvió a manar. Esta vez, con múltiples secuelas y una minusvalía del 96%.

Diego Deprado Fariñas, a sus 32 abriles, es otra persona distinta -sigue precisando terapias y tratamientos médicos-, pero es un pipiolo “adecuado, porque está rodeado de muchísimo cariño”, asegura su progenitora. Precisamente, ella se desvive para que así sea en los que ella misma denomina “coger el toro por los cuernos”. Nunca ni ella ni el resto de la clan han tirado la toalla. Eso sí, admite que aprendió a lloriquear para internamente desde el día del casualidad para no dejar salir la frustración de los primeros momentos.

La vida de Cristina, tal como ella comenta, pasó a ser “un puzle inmenso” en el que la dormitorio central es su hijo. Diego necesita ayuda para todo, pero “cognitivamente está adecuadamente, sigue alegre y con muy buen carácter”, cualidades que insuflan fuerza a la progenitora. Cristina se siente pletórica cada vez que entra a casa y, con una enorme sonrisa en la boca, la fuego mamá.

Los accidentes de tráfico -matiza- dejan muchas víctimas “porque la hostia todavía la llevan los de rodeando”. Por esta razón, reclama empatía y solidaridad.

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