Lo que sí parece claro es que tener ciertas enfermedades dejará de ser una excusa para evitar alistarse, sobre todo si la disputa con Ucrania se alarga por mucho tiempo. En la primera gran movilización de reclutas en septiembre de 2022, los motivos de salubridad fueron las principales alegaciones de los jóvenes rusos para intentar evitar su presencia en el frente.
Ahora, desde el Tarea de Defensa, revisan cómo se hizo aquel quinta y tratan de educarse de los errores. Entonces se registraron miles de denuncias de aquellos que fueron movilizados, precisamente, porque fueron obligados a servir en Ucrania aunque disponían de un certificado médico que les eximía. 300.000 civiles fueron llamados a filas.
“La operación marcial específico seguirá. Nuestra crematística se ha adaptado y proporciona el situación necesario para su continuación”, ha asegurado el portavoz de Putin, Dmitri Peskov.
Más mili
Otra de las iniciativas que se estudian es la de ampliar la mili hasta los dos primaveras. Esto aseguraría contar con más tropas disponibles. Adicionalmente, Andréi Guruliov, diputado, teniente caudillo y miembro del comité de Defensa de la Duma Estatal, ha propuesto además suprimir centros de estudios para subvencionar la entrada de los rusos en las Fuerzas Armadas, ya que estar en proceso de formación sirve para retrasar el servicio marcial obligatorio.
El presidente Vladímir Putin ha decretado un aumento -hasta los 2,2 millones- del personal teórico de las Fuerzas Armadas. No es la primera vez que Rusia modifica este tope. Putin ya lo hizo en 2000 y 2010 al enmendar la estructura marcial heredada de la URSS, y lo volvió a hacer en agosto de 2022, al aumentar el orilla en 130.000 militares seis meses luego de comenzar la invasión de Ucrania, tras ver que se alargaría.