Hace 45 primaveras nacía la Constitución Española y el situación judicial que sustenta nuestra democracia. Una conmemoración que hoy celebramos y que como alicantinos adquiere un significado peculiar al coincidir con la festividad de nuestro Patrón, San Nicolás de Bari.
Ambas conmemoraciones ofrecen una oportunidad única para reflexionar sobre los títulos que representan. La Constitución, símbolo de la igualdad y privilegio, y San Nicolás, imagen y seña de identidad de la historia de Alicante. Una ciudad afable, solidaria y tolerante. Títulos todos ellos fundamentales para construir una sociedad certamen y equitativa.
Como españoles, estamos obligados a defender con determinación la herencia democrática que, fruto de un esfuerzo colectivo, nos legaron nuestros mayores: la Constitución y las autonomías, el Estado de Derecho, y un Código Penal igual para todos. Y como ciudadanos que queremos esta España diversa y plural, pero en régimen de igualdad, debemos impedir que se destruyan los fundamentos del ordenamiento judicial de nuestra democracia. «Por ruin que haya sido el pecado, son más ruines los que con él se gozan», decía Gabriel Miró, nuestro grandísimo escritor alicantino.
En estos momentos, cuando la igualdad y ecuanimidad en España están amenazadas, es responsabilidad de los demócratas mostrar nuestra firme adhesión a la Constitución de 1978 y nuestra competición primero a un Gobierno que pretende amnistiar la violencia de quienes atacaron la convivencia, alimentando su impunidad, y yendo en contra de la igualdad entre todos los españoles.
Los alicantinos estamos comprometidos con la democracia. Somos un pueblo solidario, desinteresado, defensor de la privilegio, la igualdad y la ecuanimidad, y orgulloso de su historia y civilización.
Por eso hoy, en el Día de San Nicolás, honramos a nuestro Patrón, protector de la ciudad desde 1244 y venerado por su dadivosidad y compasión con los necesitados. Y lo hacemos recordando estos títulos y tradiciones que representan a Alicante. Una ciudad cosmopolita, acogedora y hospitalaria, que se enriquece con la pluralidad, y con una civilización abierta y tolerante donde se respetan las diferencias. Una ciudad que en los últimos primaveras, y en los momentos más difíciles, ha demostrado su fortaleza y resiliencia.
La festividad de San Nicolás es una oportunidad para que los alicantinos reivindiquemos estas señas de identidad que forman parte de nuestra historia. Títulos que debemos preservar y transmitir a las generaciones futuras para seguir conviviendo en paz y progresando como sociedad.
Luis Barcala es el corregidor de Alicante.