El ‘modus operandi‘ es claro: una persona se acerca a otra para decirle que se ha manchado la ropa. Aparece un segundo carterista que ofrece su ayuda para limpiarle. Es en ese momento de confusión, asombro y distracción de la víctima cuando le roban la cartera, el efectivo o cualquier pertenencia a la víctima.
Son los propios ladrones los que manchan, premeditadamente, a la víctima que quieren robar. Arrojan tintes, heces de animales… desde el ventanal de una vivienda o desde la ventana. Debajo, en la calle, se encuentran el resto de personas involucradas en el ‘timo de la mancha’.
En Barcelona, un vecino ha evitado que los carteristas roben a un anciano con el ‘timo de la mancha’. El hombre acababa de sacar efectivo del costado y este vecino grabó con el móvil cómo ocurría todo.
Los timadores arrojaron un excremento de paloma a la víctima y se acercaron para limpiarle. En ese momento, en el descuido de la víctima, otra persona le roba la cartilla con todo el efectivo que había sacado del cajero.
El hombre no se dio cuenta de falta, pero sí lo hizo un vecino que intervino en el incidente. Siguió a los carteristas para pedirle el efectivo robado y devolvérselo al anciano. “¡Oye! ¡Devuelve eso porque está fototipia! ¡Estás fototipia! ¡Dame lo que tengas!”. En ese momento el carterista costal el efectivo que había sustraído y se lo da al hombre. “¡Ahí está la plata! ¡La plata está ahí!”, afirma el otro hombre.
El vecino logra recuperar el efectivo del anciano y se lo devuelve: en total ha recuperado 110 euros que había sacado del costado.