A las puertas de la casa de esta pareja se dan cita centenares de vecinos que aguardan su turno impacientes. “Hoy repartimos chocolate con churros para todos ellos, de gorra, para que entren en calor antiguamente del encendido de las luces” dice Luis. Mientras, un DJ ameniza la tarde, con canciones típicas de la época, y poco luego llega el gran momento.
Los fuegos artificiales dan la bienvenida a la Navidad y, de repente, 2.000 luces led se encienden iluminando esta pequeña lugar gallega. En la finca de Josefina y Luis encontramos un árbol de más de 9 metros, un Papa Noel cíclope, un serafín, regalos y todo lo que podamos imaginar relacionado con estas fechas. Absolutamente de todo.
Los vecinos no dejan de arribar mientras la pareja explica cómo han trabajado durante meses. Han trabajador los alambres que emplean en las viñas, igualmente la madera, y han reciclado los barriles del morapio. A este trabajo se suma el de Josefina, dedicada a la moda: “Yo diseño todo en un papel y mi marido lo hace efectividad a gran escalera”.
Lo cierto es que pese a todo el despliegue, nos sorprenden, porque el pago es insignificante. “Las luces son de bajo consumo y los materiales que empleamos son los que tenemos en casa. En total, contando con la preparación energética, nos gastamos unos 100 euros”, nos resume Luis.
La Navidad ya ha llegado a esta casa y, con ella, a toda esta pequeña ciudad de A Estrada, en Pontevedra. La tribu de Josefina y Luis reparte alegría entre todos sus vecinos que no dudan en alabar la encaje de quienes se han convertido ya en los reyes de estas fiestas. “Se puede celebrar la Navidad a lo espacioso y sin carestia de desembolsar”, ese es el mensaje que quieren trasladar.