“Todos los indicadores alertan del cambio clim…



No es casualidad que José Antonio Sobrino (Outomuro, 1961) fuera galardonado en 2019 con el Premio Jaime I de Protección Ambiental. Sus líneas de investigación en el campo de la teledetección le han situado a la vanguardia mundial en Uso de sensores remotos para observar cambios planetarios. y aplicar esos conocimientos en el campo de la protección del medio ambiente. Doctor en Física, es profesor de la Universidad de Valencia, fue presidente de la Asociación Española de Teledetección y actualmente dirige la Unidad de Cambio Global y el Laboratorio de Procesamiento de Imágenes. Además del gran número de proyectos de investigación que ha liderado, participa en programas científicos de agencias internacionales como la ESA (Agencia Espacial Europea) y otras instituciones.

¿Hasta qué edad viviste en Galicia?

Mi madre era profesora en un colegio unitario de un lugar que se llama Paredes, que está en Leiro, y viví allí hasta los ocho años. Luego hizo unas oposiciones que llamaron diez mil, que al ser aprobadas te daban derecho a estar en un pueblo de más de diez mil habitantes. Ella los aprobó y preguntó por destinos que tuvieran universidad. Y así llegamos a Valencia.

¿Y cómo es que nació en Outomuro?

Mi abuelo materno era de allí y aunque vivía y enseñaba en Celanova, mis abuelos veraneaban en Outomuro.

¿Siempre has pensado en estudiar física?

Tenía una duda entre Física e ingeniería civil, pero durante la secundaria la duda se disipó con el dibujo, que no era mi fuerte y en cambio era muy importante, el dibujo técnico para hacer la carrera de Ingeniería Civil. Entonces me decidí por Física y cuando terminé busqué alguien que pudiera dirigirme una tesis sobre medio ambiente. Tuve la suerte de empezar con un grupo que se iniciaba en ese momento con la teledetección, bajo la dirección de Vicente Gandía.

Imagino que el estudio utilizando satélites sería muy complejo cuando empezaste.

Entonces había dos fuentes de satélites que eran el Noaa norteamericano, que eran de baja resolución, siempre había dos funcionando simultáneamente y cada seis horas hacían un barrido, con lo cual tenías cuatro imágenes al día, que había que descargar o que te envíen una cinta que era la que se usaba en ese momento. Y había uno de alta resolución, el Landsat, que era muy caro para la época. Cada imagen te costó 600.000 pesetas (3.600 euros). Ahora las imágenes de los satélites de la serie Landsat son gratuitas. Con esos precios podrías pedir como máximo una imagen para verano y otra para invierno. Las cosas han cambiado mucho, pero gracias a esas primeras imágenes puedes hacerte una idea de la evolución de la situación desde los años 80.

En sus líneas de investigación predomina el trabajo con temperaturas. ¿Qué aspectos estás evaluando actualmente?

Por ejemplo, estamos estudiando las temperaturas de los lagos y cómo aumentan, y la temperatura del planeta. Pero, en este caso, se trata de estimar la temperatura del planeta, de todo el planeta como si fuera un solo punto, promediando tierra, mar, etc. y podemos ver la evolución desde 2003 hasta la actualidad. Las islas de calor y el uso sostenible del agua también son objetivos de nuestra investigación. Tuvimos un proyecto en colaboración con el centro de Lourizán de la Xunta, Tragsa, gente de Portugal y Francia y generamos un protocolo con una imagen de alta resolución para determinar el grado de gravedad del incendio.

¿Cuál es el impacto de las islas de calor?

Las islas de calor se producen en el entorno urbano, en las ciudades y, especialmente, en las grandes ciudades. Aunque en ocasiones no sólo depende del tamaño, sino también de las condiciones que se dan. Por ejemplo, una gran ciudad junto al mar puede sufrir menos impacto que una tierra adentro. Pero en cualquier caso estamos hablando de impactos que pueden suponer una diferencia de hasta diez grados por la noche, en el centro de la ciudad. Porque los materiales con los que construimos ciudades absorben calor durante el día y lo liberan por la noche. Las islas de calor tienen sus aspectos positivos, como la necesidad de gastar menos en calefacción en invierno. Pero en verano exponen a la población, especialmente a la del centro, a temperaturas cada vez más extremas. Hablamos del impacto que tiene en la salud en personas que tienen antecedentes de enfermedades. Y en Europa Central estas olas de calor extremo impactan aún más porque hablamos de ciudades que no están preparadas para el calor y en la mayoría de las casas e incluso hospitales no hay aire acondicionado. Se vio en la gran ola de calor que se produjo en 2003 y que provocó 15.000 muertos en pocos días.

¿Se utiliza la teledetección para alertar de estas situaciones?

Tenemos un proyecto europeo con cuatro ciudades piloto que son Luxemburgo, Kalsruhe, Salónica y Valencia y vamos a generar mapas en tiempo real con previsiones unos días antes de las olas de calor para que los responsables de asuntos públicos puedan tomar medidas.

¿Cuales son las medidas?

Vegetación, masas de agua, corredores de ventilación, reducción de la densidad de edificación… son medidas ya conocidas que tienen un impacto muy positivo en un entorno urbano. Se ha podido comprobar con mediciones de temperatura y en el entorno de grandes parques como el del Retiro de Madrid, la temperatura es más suave que en aquellos núcleos donde no hay masas de árboles.

Gracias a la teledetección lleva más de treinta años manejando datos que corroboran la gravedad del cambio climático y el impacto de la actividad humana en el clima. ¿Hay respuesta a estos datos?

No la hay, ni por parte de los poderes públicos, para implementar medidas reales, ni por parte de los negacionistas que siguen haciendo oídos sordos a estos datos que son contundentes. Y todos los indicadores apuntan en la misma dirección: aumentan las emisiones, disminuye la disponibilidad de agua potable… y una de las consecuencias del calentamiento global es la reducción de la productividad de los cultivos. La población aumenta, hay que alimentar a más personas, pero hay menos productividad.

¿Y cómo se ve el futuro en términos de investigación en teledetección?

Creo que el próximo gran salto se dará con la aplicación de la inteligencia artificial aplicada a bases de datos basadas en imágenes satelitales diarias para estimar tendencias, comportamientos y el desarrollo de algoritmos para aplicar en situaciones específicas.

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