“Las resistencias bacterianas frente a la azitromicina están aumentando en la Unión Europea. Por lo tanto, y en perspicacia del amplio uso de estos medicamentos, se considera justificada una reevaluación de los beneficios y riesgos en sus múltiples usos autorizados para optimizar su utilización y minimizar el peligro de progreso de nuevas resistencias”, publicaba la Agencia en un comunicado.
Se hace un uso desmesurado de este fármaco
Aunque la azitromicina puede presumir de efectividad durante todos estos primaveras, son muchos los expertos que señalan que se hace un uso desmesurado de este fármaco.
“La azitromicina es un ejemplo del gran problema al que nos enfrentamos. Una utensilio muy útil y segura contra un gran número de infecciones que en solo 40 primaveras está dejando de ser eficaz porque las bacterias han desarrollado resistencias frente a ella por su uso excesivo e indebido“, afirma José Miguel Cisneros, presidente de servicio de Enfermedades Infecciosas en el Hospital Inexplorado del Rocío, en Sevilla.
En la pandemia, para tratar las neumonías ocasionadas por el COVID-19, y a desatiendo de conocimiento respecto a cómo tratar un virus novedoso, la azitromicina se convirtió en una opción, aunque más tarde se demostró su ineficacia respecto a estas enfermedades. Esto se traduce en un anciano consumo indebido del fármaco.
Durante el año 2022, se llegaron a entregar 7,7 millones de cajas de azitromicina, según los datos de Iqvia. Ahora, las resistencias bacterianas continúan atacando a la efectividad del fármaco.