«Me lanzó de la terraza y me golpeó mientras decía ‘hija de puta, ¿sigues viva?’»


«Desde la terraza me levantó por el cuello y me lanzó contra el pozo, pero resbalé contra el suelo. Él salió de la casa diciendo «zorra, hija de puta, ¿sigues viva?» y, tras tomarme el pulso, cogió con todas sus fuerzas y me arreó golpes en todo el cuerpo hasta romperme entera. Posteriormente me arrastró interiormente de la pasadizo, donde me tumbó en el suelo y me puso un cojín en la persona. Juraría que incluso me disparó con una pistola de perdigones en el vientre». Así relató este lunes Raquel Díaz en la Audiencia Provincial de Bizarro su interpretación de lo ocurrido el día 27 de mayo de 2020 en la vivienda que compartía en Toreno (Bizarro) con su entonces marido, el ex concejal Pedro Muñoz, al que se le acusa de los delitos de tentativa de homicidio, maltrato, amenazas, injurias y lesiones.

Díaz detalló que el día antiguamente se había producido una discusión, que se mantuvo en el tiempo hasta esa viaje, cuando acudieron al Concejo de Ponferrada para participar en un homenaje a las víctimas del Covid-19. Tras ello, compraron una embrollo y regresaron a casa. Más tarde, cuando ella estaba en la habitación de la vivienda, de acuerdo con el relato de la abogada, él la agarró del cuello con su mano derecha y la golpeó con su mano izquierda el ojo derecho.

Posteriormente -prosiguió Raquel- la levantó y, aunque ella estaba agarrada a su remo, la lanzó contra el pozo y, una vez allí, ella resbaló contra el suelo, donde no recibió ningún rebelión en la persona, tal y como insistió. «No sé sostener cuánto tiempo posteriormente él salió de la casa mientras decía «zorra, hija de puta, ¿te has muerto ya?, ¿ya te has enterado de que la única forma que tienes de librarte de mí es muerta? Como era auxiliar técnico sanitario, me tomó el pulso en el cuello que me había apretado y cogió con todas su fuerzas un palo y me arreó un rebelión en la persona y luego en los brazos, las piernas y las costillas, hasta romperme entera», expuso.

La víctima incluso explicó que tras esos golpes empezó a «estar peor», pero él la arrastró «agarrada por las piernas y con la persona golpeando contra las escaleras de piedra» por las tres escaleras que había en la entrada a la pasadizo fronterizo de la casa. Una vez interiormente, la tumbó en el suelo y le puso un cojín debajo de la persona, aunque Díaz incluso comentó que «juraría que posteriormente de eso me disparó en el vientre con una pistola de perdigones».

La ex mujer de Pedro Muñoz -al que en todo momento se refirió como ‘el atacante’ y no por su nombre- incluso apuntó que cuando despertó en el Hospital, donde ingresó en crimen cerebral, le dijeron que llevaba puesta una ropa y un bikini que ella no se había puesto «en ningún momento», así que consideró que «la única explicación es que él lo pusiera posteriormente de la embestida». En cuanto a cómo logró rememorar los hechos de ese día, explicó que tras despertar del coma comenzó a tener unas «pesadillas recurrentes» que «crearon un puzle con todos los acontecimientos» de aquel día y la mente, «fue encajando las piezas hasta conocer lo que me había ocurrido».

El relato de Raquel Díaz

Según el relato ofrecido por Díaz, los malos tratos comenzaron desde el inicio de la relación, en 2016, cuando él aún estaba casado, «con episodios violentos cuando todavía no convivían» y que se mantuvieron en el tiempo. «Yo era víctima de malos tratos en manos de un psicópata integrado que no me dejaba en paz», afirmó, al tiempo que señaló que el inculpado la vigilaba cuando quedaba con clientes, la cargaba de trabajo del partido político para que no pudiera dedicarle tiempo a su despacho profesional y que incluso le pidió casorio «para poder financiar la campaña electoral de 2019». «Yo, gilipollas de mí, caí en la trampa y me sentí tan enamorada y acertado que acepté casarme con él, pero todas las personas invitadas tuvieron que abonar su regalo en una cuenta del partido».

Todavía se refirió a un episodio concreto ocurrido en 2017, cuando su hermana escuchó cómo la arrastraba por las escaleras mientras ella se quejaba y él decía que «tenía que hacer lo que dijera», así como otro en 2018, cuando incluso llamó al 112 mientras él la sujetaba por el cuello y ella «gritaba, chillaba y le pedía que se tranquilizara y que habláramos». Sin incautación, «ese episodio acabó como todos, porque el 112 nunca me fue a asistir y él acabó violándome mientras yo le decía que, por valenza, me matara de una vez si con eso se iba a terminar tranquilo».

«Ese día habíamos discutido por lo de siempre, política y gestiones que no me parecían correctas, y cuando yo le llevaba la contraria siempre acababa pegada o violada, según hasta qué punto se cabreara. Como yo me plantaba cuando él me insultaba, se volvía más gallito, me agarraba del cuello, me pegaba un puñetazo en el ojo y me tumbaba en el sofá o en la cama, donde se producían las violaciones», detalló.

La mujer, que definió a su ex marido como un «psicópata y narcisista», afirmó que a veces dormía fuera de la vivienda que compartían «por miedo», ya que «o recogía las cosas para irse o la metía en la cama y la violaba». «Cada día me sentía menos válida y más culpable», reconoció entre sollozos, así como que nunca acudió al médico porque ello supondría «denunciarle» y ese «sería el final». Encima, afirmó que su ahora ex marido «sabía cómo pegar», de forma que «normalmente era en el vientre, aunque cuando tenía la regla era en los pechos porque me dolía más, pero incluso le gustaba hacerlo en la mandíbula porque es una zona muy delicada en la que adicionalmente queda huella».

Respecto a la firma de un reseña registrado en la que ella indicaba que «no era maltratada ni física ni psicológicamente por él», señaló que fue una intrepidez de su entonces pareja y que el certificador firmó «sin preguntar si eso era verdad». Antiguamente de ese reseña, el vecino le había dicho que escuchaba gritos «que no eran ni medio normales» y que si seguía ocurriendo llamaría a la Policía». En presencia de el miedo a que el vecino lo denunciase, decidieron mudarse a Villafranca del Bierzo.

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