Esta es la historia de una tala interminable, la de 1.027 árboles que finalmente serán 523 tras una larga batalla de los vecinos del entorno de Madrid Río, huérfanos de altavoz durante el tesina original dibujado en el precursor mandato de la Comunidad de Madrid, y con una conquista parcial que que no parece satisfacer sus expectativas de cero ejemplares cortados. El tesina, no obstante, contempla en su escalón final la restitución del espacio a su uso previo, lo que incluye toda la masa arbórea apeada, tanto en número como en época de la flora afectada.
Esta mañana, tras iniciarse de nuevo las obras de ampliación de la renglón 11 de Patrón, varios activistas accedieron a la zona acotada del parque de Arganzuela y se encadenaron a otras tantos árboles, lo que obligó a la Policía Franquista a desalojarlos bajo el abucheo del resto de los manifestantes. En total, un centenar de personas irrumpieron a la cúspide del número 63 del paseo de Yeserías con pancartas de ‘No a la tala’. La marea humana accedió al perímetro acotado y varios de los presentes se subieron a las ramas con el objetivo de amenazar los trabajos. Otros, desde el extranjero, rodearon el perímetro y empezaron a desmontar las vallas.
Las investigaciones, que corren a cargo de la Hueste Provincial de Información, se centran ahora en evitar sucesivos altercados y que el tesina avance con normalidad, posteriormente de obtener la Comunicación ambiental propicio emitida el 14 de noviembre por la Consejería de Medio Entorno, Agricultura e Interior. Con este nuevo crónica, la Dirección Común de Infraestructuras de la Consejería de Vivienda, Transportes e Infraestructuras se compromete a una reducción de la tala del 50,9 por ciento respecto al primer monto previsto.
El Junta de Madrid ha acreditado las talas pese a la «disconformidad» planteada por aguantar la instalación a zona verde. Así lo explicaba semanas a espaldas el delegado de Urbanística, Medio Entorno y Movilidad, Borja Carabante, ayer de detallar que la Comunidad de Madrid aplicó el artículo 163 de la Ley del Suelo, «que le permite aprobar obras disconformes con el planeamiento teniendo en cuenta que son de interés normal», por otra parte de demostrar la evaluación ambiental.
«Ahora lo que harán es remitirnos esos estudios, cuál es la solicitud de talas, cuáles son los árboles específicos que pretende talar, todavía los trasplantes y la alegato de por qué hay que talarlos. Una vez que los recibamos procederemos a autorizar, tal y como establece la ley de Protección del Arbolado Urbano», enumeraba los pasos a dar. Dicho y hecho.