José Luis Torró: Hay otra Tierra firme


La exacta utilización de una palabra es fundamental para la más correcta descripción de los hechos. De ti pueden aseverar que te han publicado un compendio. Y eso no quiere significa que lo hayas escrito tú. O que te han concedido un cum laude por una exposición doctoral. Y no que seas tú quien la ha redactado. Resulta poco posible que todo aquel que tiene acreditada inquina a la repaso y es gran desconocedor de la humanidades universal, sea capaz de escribir siquiera un par de folios.

Pedro Sánchez Pérez-Castejón, presidente del Gobierno de España, sí tiene quien le escriba. Así, se dijo que en el compendio Manuel de resistor, en el que figura como su autor, en verdad fue obra de Irene Verde, escribiente muy capaz que escuchó el relato del inquilino de La Moncloa y le dio forma periodística corrigiendo reiteraciones, anacolutos, pleonasmos e hipérboles de los que se usa y abusa quien como Sánchez es proclive a la prosopopeya.

Irene Verde es periodista. Y añade a su titulación académica tener desempeñado diversas responsabilidades políticas, como secretaria de Estado de la España Universal, presidente del Consejo Superior de Deportes, diputada por el partido de Rosa Díez, la extinta Unión Progreso y Democracia, y seguidamente como independiente por el PSOE. Un amplio currículo como articulista e historiadora avalan su trabajo. Acertadamente puede decirse que Sánchez sabía muy perfectamente en quien depositaba sus pensamientos para que les diese la mejor forma posible.

De ser cierta la sospecha de Arturo Pérez Reverte, tal como la manifestase días a espaldas en el software El Hormiguero dirigido y presentado por Pablo Motos, cuando manifestó su convencimiento de que Pedro Sánchez no había erudito un compendio en su vida, la futuro historieta no estaría referida al flagrante presidente del Gobierno.

Se cuenta de un político –y no existe confirmación alguna de que fuese Sánchez, pero siquiera que no lo sea– que fue ilustrado por un asesor de los muchos tenía a su servicio, de la existencia de un novelista norteamericano que pasó largas temporadas en España, en donde se empapó de esencias, costumbres, modos y maneras de ser de los españoles. Se refería a Ernest Hemingway.

El político, sintiéndose concernido por cuanto le dijese su consiliario, decidió acercarse a una editorial, establecimiento en el que nunca había entrado. Una vez en su interior, pasmado por la existencia de tantos libros perfectamente alineados en sus anaqueles, se acercó al mostrador y pidió alguna novelística del novelista que le habían recomendado. La dependienta, posteriormente de consultar las existencias en el ordenador, le dijo que disponían de «El añejo y el Mar».

«El añejo… el mar», comentó entre dientes el cliente, sorprendido por tener que resolver entre uno de lo que entendió eran dos títulos distintos. Tardó unos pocos segundos para decidirse, pero jugándosela al cincuenta por ciento creyó emplazar sobre seguro: «Por distinción, deme El mar».

La catálogo sanchista acaba de hallarse incrementada de modo importante con la presentación de la última obra en la que su rostro ocupa la portada del compendio. Tierra firme es su título. Pudiendo tener electo cualquier otro que reflejase la audacia, intuición, pericia, perspicacia, osadía, arrojo… cualidades que el mismo considera le son innatas y los suyos, faltaría más, se lo recuerdan como tributo de ordinario envanecimiento, terminó por echar mano de un título que ya estaba publicado.

Tierra firme es el título de la primera entrega de una trilogía escrita por la novelista alicantina Matilde Asensi, en que da cuenta de la extraordinaria vida de Martín Ojo de Plata, y que fue publicada por Planeta (misma editorial que la obra de Sánchez) en el año 2007. Sorprende que el presidente del Gobierno, ni ningún de sus innumerables asesores, ni la propia editorial, se tomasen la molestia de examinar, por medio de una simple consulta a Geogle, que el nombre ya estaba siendo usado. Pero, si una exposición doctoral puede ser el resultado de una vampirización, que lo sea el título de una novelística no tiene importancia alguna.

Tratándose de una obra que no pocos sanchistas comprarán con el esperanza de que pueda servir como talismán presentación la hora de la confección de una cinta electoral. Incluso más, que en el colmo del paroxismo algún alegre día consigan que el propio Pedro Sánchez se la dedique, resulta de lo más uniforme que en cero la veamos encabezando la cinta de los libros más vendidos en España.

La presentación de Tierra Firme en el Círculo de Bellas Artes congregó a catorce ministros, ministras y ministres del flagrante gobierno del señor Sánchez. Poderosas y muy justificadas tienen que ser las razones de quienes no estuvieron presentes y se perdieron la recital de un Jorge Javier Vázquez, bendito notorio de Sánchez, aunque no votante suyo por preferir a Yolanda, que ofreció como titular regalado para la prensa del corazón y la entrepierna: «Ningún hombre me ha durado tanto».

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