“Es una iniciativa muy bonita y por otra parte estamos haciendo una pequeña obra social. Hay personas que tardan en retornar a la ciudad y gracias a esta actividad muchos se vuelven a reencontrar con la ciudad. Es un acto solidario que nos da un empujón psíquico. Es muy reconfortantes tanto para nosotros como para ellos”, explica Emilio Mosquera, presidente de la Asociación de Autopatronos del taxi, de la ciudad olívica.
El plan comenzó en torno a las 17:30 de esta tarde. Abuelos y abuelas esperaban con ansia a que los taxistas llegasen para comenzar el periplo. Pero antiguamente, los conductores -alguno de ellos vestido de Papá Noel para esta ocasión especial- le hicieron un pequeño legado a nuestros mayores: una pasamontañas de color rojo y una bolsita con caramelos.
Luego de abrigarse, llegó el momento. “Tengo muchas ganas de ver las luces, ya que va a ser la primera vez que las vea. Me han dicho que son muy bonitas”, dice Carmen, una de las participantes en la iniciativa. En poco más de quince minutos, una marea de taxis se daban cita en la zona cero de la Navidad de Vigo: el árbol de 44 metros de cumbre -y una sino de 19 metros de diámetro- situado en la céntrica Porta do Sol.
A ritmo de ‘All I want for Christmas is you’ de Mariah Carey, decenas de abuelos fueron accediendo al interior del árbol. Allí se sucedían las caras de emoción y de asombro: “Es impresionante. No me da el cuello para mirar para hacia lo alto”, dice entre risas otra de las participantes.
Encima, fueron recibidos por el corregidor de la ciudad, Abel Leal, que no ha dudado en sacarse gran cantidad de fotos con los asistentes al evento. Sin duda, un regalo de Navidad por avanzado para los mayores que viven en las residencias para la tercera tiempo viguesas