Lo «mítico» y «el triunfo de la ciencia» se dan la mano a través del arte en ‘Tiempos Modernos’


Dos libros abren la exposición ‘Tiempos Modernos’, la nueva exposición temporal que acoge el Museo Franquista de Escultura en su sede del Palacio de Villena. Son el ‘Liber Chronicarum’ o ‘Crónica de Nuremberg’, de 1493, y el ‘Suma de Geographia’. de Martín Fernández de Enciso, de 1519. Su publicación no llega a 30 abriles de diferencia, pero entre ellos hay un cierto descolgadero. Uno «narra la historia de la humanidad desde un punto de panorama mítico». El otro «muestra la ciencia, el conocimiento y por primera vez refleja las dos orillas del Atlántico».

Mostrar ese «tránsito de personas, conocimientos y experiencias que contribuyen a la creación de la España del Renacimiento» y que contribuirá a «ese mundo reciente que será tan característico» es el objetivo de la exposición, ha detallado Javier Andrés, conservador del museo estatal y uno de los comisarios del plan que ahora ve la luz, retomando así el Franquista de Escultura la lista de exposiciones temporales de gran formato que tenía con su inicial directora, María Bolaños.

La exhibición, cuya transigencia se enmarca en los actos programados con motivo de la presidencia española de la Unión Europea, se ‘fija’ en el año 1.500, una aniversario que toma de «relato para mostrar todas las transformaciones que se producen en el mundo en un meta muy corto de tiempo». Se manejo de «un momento de peculiar bullicio en la historia de la civilización occidental en el que los intercambios culturales superan fronteras» y «el arte se convierte en un herramienta imprescindible no sólo para la devoción, sino además al servicio de los poderosos: las monarquías y las élites nobiliarias y eclesiásticas».

Así, a través de cuatro espacios diferenciados en los que se van distribuyendo ocho capítulos, ‘Tiempos Modernos’ reúne un total de 79 piezas que han prestado entidades de relato como el Museo Franquista del Prado, el Arquelógico Franquista, el Lázaro Galdiano y el Monasterio de Pedralbes, entre otras muchas. Son obras muchas de ellas de artistas referentes como Alonso Berruguete, Simón de Colonia, Juan de Juni, Pedro Machuca, Hans Memling o Gil de Siloé y se suman a las aportadas por el propio museo con sede en Valladolid, algunas «números uno en la historia del arte», ha abonado el comisario de la muestra, destacando algunas recientes «incorporaciones» que ha tenido la institución como un ‘Cristo tendido’ atribuido a Sebastián de Almonacid; el ‘San Pedro Mártir de Verona’, de Gil de Siloé, o la pintura sobre tabla ‘El descendimiento’, de Pedro Machuca. Todas ellas «intervenidas en el museo para su recuperación».

A través de sus dos primeros capítulos, ‘A la búsqueda de un mundo nuevo’ y ‘La forja de la Europa moderna’, la muestra plantea «una breve inmersión cultural e histórica» con el fin de reverberar «la situación en la que se encontraban estos reinos hispánicos a finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI», ha detallado Miguel Aquel Marcos, además conservador del centro y otro de los comisarios de la misma.

Los siguientes capítulos -‘Traído de Flandes’; ‘…Y de Italia’- ya son para internarse de atiborrado «en el arte que va a calar de fuera y va a contribuir a crear el arte hispano». Un periodo en el que, según ha detallado Marcos, «tienen una importancia fundamental» todas las producciones que proceden, por un costado, «del mundo flamenco, entendido como tal aquel que se extendía más allá del ámbito geográfico de lo que era Flandes y se alargaría al finalidad de Francia, Bélgica, Holanda, sur de Alemania, etc», y por otro, «de Italia, que está viviendo todos los cambios que van a transigir al Renacimiento». La ‘Doncella con el Chico’, de Desiderio de Sttignano, procedente del Museo de la Catedral de Badajoz, o el Cristo Hombre de Dolores de la seo burgalesa, con autoría en los talleres de Amberes, son dos de las piezas que destacan en este espacio.

‘De lo íntimo a lo conocido’ y ‘Una nueva tierra, una nueva oportunidad’, las siguientes dos paradas, hacen relato a «las producciones que realizaron los artistas extranjeros que vinieron a los reinos hispánicos en aquel momento», llamados por «su auge crematístico, pero además político y social». Son, ha recordado el comisario, maestros como Han Memling, Gil de Siloé o Felipe de Bigarny. Sus obras son además testificador de los «diversos materiales» a los que eran capaces de adaptarse, que van desde retablos de varios metros de cumbre, hasta la madera, piedra, mármol. alabastro… La muestra se detiene en ellos antiguamente de producirse al capítulo final, donde hace hincapié en «las producciones de esos artistas locales que tuvieron el coraje o las ganas de cambiar», colección en el que el comisario menciona a Pedro Machuca, Diego de Siloé y Alonso Berruguete.

Este postrer precisamente es el protagonista del que es el ‘colofón’ de la exposición con dos obras suyas, ‘Profeta Daniel’ y ‘Sacrificio de Isaac’, «un parpadeo autorreferencial a las colecciones del museo».

La muestra, a cuyo comisariado se suma además el propio director del museo, Alejandro Nuevo, se podrá ver hasta el 17 de marzo.

 

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