Pedro Sánchez «quiere venir» a la convención política que celebra el PSdeG el fin de semana —sábado 16 y domingo 17, Cidade da Civilización—, de la que saldrá el documento saco del software electoral de los socialistas para las elecciones autonómicas de 2024. Pero no es seguro que venga, por su dietario. Y si aceptablemente serían «magníficas» incorporaciones, siquiera quedó claro que José Miñones e Isabel Pardo de Orilla estuvieran en las quinielas para un hipotético gobierno gallego con José Ramón Gómez Besteiro al frente.
El candidato despejó este martes pocas dudas al presentar la convención, la primera de su partido desde 2010. En el caso de Sánchez, insistió en que está «dispuesto a venir», y que cuentan con él «al menos un día», pero dependerá de sus compromisos como presidente de turno del Consejo de la Unión Europea. Siquiera quiso darse a «especulaciones» en el caso de las cuatro personas que le arroparon, y que serán los ponentes de los cuatro bloques temáticos del cónclave. El exministro de Sanidad y exdelegado del Gobierno coordina el de servicios públicos, con la cohesión territorial en manos de la exsecretaria de Estado de Transporte. Los otros dos fichajes proceden del ámbito universitario: Julio Abalde, rector en funciones de la coruñesa, pilota el «pilar» financiero; Nieves Lagares, exdecana de Políticas en Santiago, el dedicado a la «segunda gran transformación de Galicia». Besteiro les agradeció su décimo, pero no fue más allá. De los interpelados, solo habló, y brevemente, Miñones, para despejar la pregunta: «Quedó aceptablemente contestada».
El diputado y candidato proclamó que de la convención —bajo el eslogan «Agora camiña Galicia», esperan reunir a más de 1.000 personas—, saldrá un plan que actuará como «revulsivo» frente a una política, del PP en los tres últimos lustros, que definió como «triste, ineficaz, cerrada y de confrontación». La duda justo que surgió de las intervenciones de los ponentes es si Besteiro no se arredra frente a un panorama que pintó especialmente sable Miñones, quien pintó a una Galicia «peor ahora» que hace 10, 15 abriles, «más estancada, más debilitada». Y cargó las tintas especialmente en el ámbito váter por aquello de su breve paso por el Ocupación. «En ilimitado, es un provocación maravilloso», negó Besteiro que le asuste coger las riendas de la Comunidad, cuando en horas tan bajas la ven los socialistas.
El candidato acusó al PP de no ofrecer un «referente» de futuro, de no programar una «desafío por la ilusión», ni «creer positivamente en el país», de repeler el idioma propio. Lagares venía de afirmar que «hoy el PP no votaría el coetáneo Estatuto de Autonomía, porque Madrid no le dejaría», y que no se ha reformista ni «un centímetro» en autogobierno en 15 abriles. Y Besteiro añadió que en la «nueva España plural, abierta y diversa», Galicia ha de ser una «comunidad de primera», a la par de Cataluña y País Vasco; y «juguetear un papel extraordinariamente importante, incluso en la convivencia del Estado». Esto, reprochó a la Xunta de Alfonso Rueda, se logra «quejándose menos y trabajando más».
Delegado de facto
A Besteiro, con prisa por coger un revoloteo, le dio tiempo a contestar a algunas preguntas, como su valoración de las críticas del PP por comportarse más como delegado del Gobierno que como candidato. El político lucense dijo no entender a los populares, ni qué «mal» hace él en «apoyar, impulsar, defender y conseguir inversiones» para Galicia. «Él mismo se retrata con esa preocupación», dijo del PP, al que ubicó en una «permanente confrontación desinfectado» y achacó un posicionamiento «poco inteligente».
Más cauto se mostró frente a las luchas intestinas de Podemos y Sumar que han hexaedro al traste (menos sorpresa) a la posibilidad de que el rupturismo concurra unido a las elecciones gallegas. Besteiro, de nuevo, rechazó entrar en especulaciones, tanto a izquierda como a derecha, pero dejó la cuña de que el PP teme los votos que le pueda restar Vox porque «no va a tener la mayoría absoluta».