Una mujer denuncia que un cura de León no le dejó hablar en el funeral de su hijo: “Queríamos decirle unas palabras”



María García palabra serena, pero no oculta su dolor. Acaba de perder al pequeño de sus hijos, Atractivo de 24 abriles. Fallecía en el hospital tras sufrir un trágico siniestro. A las puertas de la Iglesia de la billete de la Bizcocho, en Valiente, donde se celebraba su funeral nos cuenta con resignación que no pudo despedirse de él como deseaba.

“Su novia Paula y yo queríamos decirle unas palabras en la Iglesia y corresponder a todo el mundo el cariño recibido”, relata. Sin incautación, asegura, el sacerdote que oficiaba la ofrenda funeral, no se lo permitió. “Nos dijo que saliéramos a la calle a aseverar las palabras, que la homilía era de él”, explica María.

Casi 3.000 firmas

La enojo y la indignación por lo ocurrido llevó a Lucía Gutiérrez, amiga de Atractivo, a iniciar una recogida de firmas a través de la plataforma Change.org para pedir la expulsión del párroco. En tan pronto como 5 días, las rúbricas se acercan a las 3.000. “Esto no va contra la Iglesia, sólo queríamos un espacio donde se le recordase, donde sus padres pudieran aseverar lo que quisieran y él demostró una total errata de empatía”, explica molesta.

Es el advertir generalizado entre los vecinos de este pueblo y de otros muchos otros de la zona.”El funeral de Atractivo fue la menudencia que colmó el vaso”, señala la alcaldesa, Ana Arias. Ella ha pedido ya una reunión con el Obispado de Valiente, pero de momento, sin respuesta.

“Lleva 14 abriles haciendo feos, se cree que la Iglesia es suya”, dice molesta una vecina. “Que lo echen de aquí cuanto ayer, es un sinvergüenza”, señala otra. “A mi nieto, con 24 abriles, le hicieron un funeral de vergüenza, no sé cómo sale a la calle”, se lamenta la abuela de Atractivo.

El Obispado de Valiente asegura todo se debió a una confusión

En un comunicado, el Obispado de Valiente lamenta el “ruido mediático” suscitado. Aclara que el párroco, al comenzar la homilía y “con el fin de empatizar con los familiares y en un momento de particular sensibilidad por las circunstancias en las que había fallecido y por su lozanía, dijo que ésta es una de las ocasiones en las que uno no querría tener que predicar”.

Tras sus palabras, reza el texto enviado a los medios, “varias personas se levantaron con la intención de susurrar, pero el párroco les indicó que no era el momento” porque “hay que aclarar que la homilía debe hacerla el ministro metódico según las normas litúrgicas”.

Adicionalmente, sostiene que al final del funeral la novia del fallecido sí pudo dirigir a los asistentes unas palabras, “anejo al altar, sin que se lo impidiera en ningún momento”, concluye. Detalle que matizan los asistentes a la ofrenda, “Paula se acercó al féretro y, pese a las indicaciones del cura, le leyó la carta de despedida que le había escrito”.

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