La «confianza» de los narcos facilitó la mayor intercepción de cocaína en Galicia de la historia


A las más de 7 toneladas de cocaína con las que la Policía Franquista había regalado la pasada semana en el polígono del Espíritu santo de Cambre (La Coruña), que habían llegado a tierra y entrado en Galicia a través del puerto de Vigo, camufladas entre piezas de atún, se les suman ahora otros 3.400 kilos que el Cuerpo intervino en Valencia, escondidos en dobles fondos secretos de contenedores marítimos. Los dos operativos, realizados conjuntamente con la Agencia Tributaria, tuvieron como objetivo a dos organizaciones de origen balcánico y se zanjaron con la detención de 20 personas, cuatro de ellas en Galicia, en el entorno de la bautizada como Operación Tonara. Las dos investigaciones se habían iniciado en paralelo, luego de detectarse «un arduo entramado empresarial dedicado al expedición de contenedores marítimos desde Latinoamérica en torno a distintos puertos de la Península Ibérica», explican fuentes policiales, que culminó con la aprehensión de la maduro cantidad de la droga incautada en Galicia, en parte, gracias a la excesiva «confianza» que depositaban los criminales en sus métodos de distribución y que permitió localizarla.

La red habría sido creada por la estructura criminal para dirigir grandes partidas de cocaína desde Sudamérica hasta La Coruña, sede de la empresa utilizada para la importación ilícita. El patrón responsable, de origen coruñés, pretendía encubrir su actividad ilegal en un gran flujo de contenedores vía marítima, para lo que utilizaba «diversas empresas en origen y siempre con destino» a la Península Ibérica. Los investigadores llevaban meses monitorizando la actividad de la empresa y, adicionalmente de los envíos de droga, habían detectado otros que intentaban representar una actividad lícita que pudiese encubrir, en el momento oportuno, el transporte de la cocaína ahora incautada.

La compañía en cuestión se dedicaba al comercio internacional y al por maduro de pescado y marisco congelado, pero todavía a la compraventa de fincas rústicas y urbanas y otras edificaciones; y compartía su sede social con otras firmas del entramado conocido y mercantil que habían constituido. A pesar de que varios de sus contenedores ya habían sido inspeccionados este año, la «confianza de la estructura criminal en su método de transporte y ocultación» la llevó a «contaminar» uno de ellos «con una cantidad de droga nunca intervenida en tierras gallegas y una de las más importantes en la historia del narcotráfico gachupin y europeo», inciden desde la Policía.

El control sobre los envíos sospechosos y el apoyo de la Fiscalía Particular Antidroga del Campo de Gibraltar permitió, finalmente, comprobar que la estructura trasladaba los contenedores al Puerto de Algeciras para después enviarlos hasta el puerto de Vigo. Allí fue donde se detectaron dos de ellos —uno que transportaba íntegramente la droga en su interior—, tras lo que se detuvo a todo el personal que se encontraba en la nave donde se llevaba a agarradera la descarga de la cocaína.

En el eficaz gallego se intervino un total 7.500 kilogramos de cocaína oculta en un cargamento de lomos de atún congelado. El narcótico se encontraba traumatizado con cuatro logotipos diferentes con los que se pretendía identificar a las diferentes organizaciones criminales europeas que debían aceptar el alijo.


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