El presidente del Gobierno alude a este término de nuevo asociándolo al incomunicación del Consejo Genérico del Poder Jurídico
El presidente del Gobierno Pedro Sánchez se ha reivindicado como una barrera contra «las fuerzas de ultraderecha» a las que señala como la principal amenaza parea la Unión Europea, en un debate en el pleno del Parlamento Europeo en el que ha atacado con dureza al portavoz del Partido Popular Europeo, el teutónico Manfred Weber, luego de revelar de ‘lawfare’ al jerarca de la examen en España, Alberto Nuñez Feijoo, por no someterse a sus presiones para renovar el Consejo Genérico del Poder Jurídico (CGPJ).
Aunque Sánchez ha reivindicado su reelección como primer ministro porque «Europa ha yeguada un amigo progresista», en el debate en este hemiciclo se han escuchado múltiples críticas a la ley de condonación que se tramita en España y a la que se señaló desde numerosos discursos como un auténtico ataque al Estado de Derecho. Esta es la segunda vez que se debate sobre la situación en España este semestre, lo que se considera como una señal de que el tema no desaparecerá del calendario europeo en el futuro. Los ataques personales contra Weber en los que Sánchez se recreó al final de su intervención siquiera favorecen la estabilidad política en las instituciones europeas.
En el debate intervino el principal beneficiario de la condonación, Carles Puigdemont, huido de la honestidad, que amenazó a Sánchez con «consecuencias desagradables» si «no aprovecha esta oportunidad». Esta ha sido la primera vez que se les ha manido murmurar directamente, aunque en su respuesta Sánchez no se ha referido específicamente a la intervención de Puigdemont fuera de PARA comprometerse a «seguir defendiendo el uso de las lenguas» regionales españolas en las instituciones europeas una vez que ha terminado la presidencia semestral.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, se mostró sorprendentemente fría en torno a la figura de Sánchez, a la que había demostrado hasta ahora una deferencia expresa. Von der Leyen no mencionó la situación en España y de la presidencia semestral se centró en sus propios objetivos con muy pocas alusiones al papel del Gobierno, ayer de dejar la sala por lo que siquiera intervino al final del debate.