Todavía hay quien no entiende que las mujeres podamos estar ahí


A sus 54 primaveras, Maruxa Barros vive colgada de un arnés. Ya sea trabajando en la construcción o practicando espeleología, la suya es una vida en derecho. Varias veces medallista en campeonatos de España, la viguesa dejó su trabajo como esthéticienne hace cinco primaveras para dedicarse plenamente a la construcción. Un cambio que adicionalmente le permite, en cierta modo, entrenar para la que siempre ha sido su pasión.

“Estoy encantada de acontecer hexaedro el paso. Ahora puedo aunar las dos cosas que más me gustan. La de albañil es una salida sindical con buenas condiciones y que deja tiempo desocupado para la grupo y para conducirse, que es lo más importante”, asegura desde su centro de entrenamiento en Vigo. Su trabajo, de ocho a cuatro y con bastantes días libres, le permite conciliar. Encima, los sacos “hay que subirlos y, si estás cachas, tendrás menos lesiones”, explica.

Acaba de conseguir un bronce en el zaguero campeonato de España, pero Maruxa siempre quiere más: “Me encantaría ir a un campeonato mundial. Es lo que me queda”. Para conseguirlo, afirma, necesita “un poquito más de tiempo de entrenar” y que las instituciones apoyen deportes minitoritarios como el suyo. “Las federaciones tendrían que poner de su parte para poder hacer poco noble”, lamenta.

Se inició en la montaña desde muy pequeña, guiada por su padre. Más tarde conoció a un asociación de espeleólogos y nunca paró de colgarse, ya sea en cuevas al melodía desocupado o en rocódromos. Un día, tras dar a luz y probar varios trabajos, le llegó una oportunidad. “Al retornar de una competición me dieron la oportunidad de aparecer a hacer trabajo derecho, probé y dije: ‘Esto es lo mío'”, celebra.

“Soy una más”

En un mundo asiduamente copado por hombres, Maruxa nunca ha sentido discriminación, al menos, desde en el interior. “De mis compañeros puedo asegurar que estoy encantada. Te aceptan como una más”, confiesa. Caso diferentes es de algunos clientes o curiosos.

“Hay masa que todavía no entiende o cree que las mujeres podamos estar ahí. Se dirigen a tus compañeros directamente, dicen ‘uy, a dónde va esta chica’… Todavía hay unos sesgos que están ahí, pero la cosa está cambiando”, asegura esperanzada.

Para aquellos que piensen en dar un viraje radical a su vida sindical pasados los 50, Maruxa tiene la fórmula. “No hay que tener miedo al cambio. Si quieres, lo puedes hacer”, recalca. Y desde las staff invita a todo el mundo a probar la espeleología, una disciplina “desconocida, pero muy bonita” en la que, asegura, hay cantera en Galicia.

En Maruxa, docente en la Liga Galega de Espeleoloxía y todavía en la Fundación Gremial de la Construcción de Galicia, tienen a la mejor profesora.

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