“Es una relación casi de amistad donde das al cliente exactamente lo que necesita”, comenta Carlos, de Raza Nostra en el madrileño mercado de Chamartín. “¿Y qué si alguno tiene una duda… ¡es que no quiero repetir todos los primaveras con lo mismo!… le puede preguntar al carnicero… oye… ¿qué preparo este año ? y estoy segura de que el carnicero les va a ofrecer una récipe novedosa, un corte diferencial” declara María Sánchez Ruíz, Directora Genérico de Carnimad.
Especialización y complejidad, algunas de las claves de estos comercios
“¿Porqué viene a la carnicería de mercado?” le preguntamos a Manuel, procedente de Vic, reside en Madrid desde hace décadas. “Pues porque hay un surtido muy fresco y adicionalmente los profesionales entienden mucho de cómo cortarlo. Incluso nos dan consejos de cómo cocinarlo” nos asegura atinado de su cita con el carnicero.
En la tienda de José Luis, en un exclusivo mercado del Intramuros de Salamanca, todo se elabora artesanalmente. “Se puede comprar por raciones aquí en la tienda, pero hay masa que la quiere encargar con su salsa… o que se la enviemos… como vamos a mandar una ahora a Getxo… ahora funciona todo así” afirma José Luis, de Álvarez Selección.
En el comercio de Carlos, el cliente puede ver el mimo con el que se proxenetismo el apartado: “Estamos en una cámara de maduración, y en este proceso lo que buscamos son dos cosas: anciano sabor… y sobre todo, anciano terneza…” nos comenta desde este empleo refrigerado que mantiene el producto totalmente fresco.
El consejo de los profesionales, poco esencial para los clientes que suelen ser muy fieles
Mucho han cambiado las charcuterías y las carnicerías de hoy con respecto a las de antiguamente. Por otra parte de por la decorado, cada vez más acogedora, los profesionales han apostado por la diversificación y por la especialización, sin olvidar la tradición y los productos gastrónomo, que en esta época están viviendo su “temporada entrada”. Y para los que no pueden esperar a impresionar a casa, pueden degustarlo en la propia tienda. Cada vez más comercios reservan acogedores espacios para deleitarse con una buena copa de morapio.