El mozo, de 32 primaveras, está convencido de que lo drogaron. “Me fui sobre las cuatro de la orto de la discoteca y el metropolitano estaba cerrado. Me puse a caminar para esperar a que abriera el suburbano, pero durante el trayecto empecé a encontrarme desgraciado. Me senté en un asiento por Gran Vía y ya no me acuerdo de nulo más”, relata el pequeño, que, cuando fue a sacar sus pertenencias del faltriquera, se dio cuenta de que le faltaban todas.
Al día subsiguiente de los hechos, Juan presentó denuncia delante los Mossos d’Escuadra y pensó que todo se acabaría. Pero no. “Me robaron boleto del cajero inevitable hasta en dos ocasiones y me hackearon todas las cuentas. Adicionalmente, hicieron varias compras online en mi nombre y una de forma presencial en un centro comercial. Logré recuperar el boleto robado, pero más de un año luego recibí un mensaje en el que una persona me acusaba de ser un estafador y me amenazaba con denunciarme“, explica.
Armas de airsoft a través de Telegram
Los delincuentes ofertaban armas de airsoft por un clan de Telegram con todas las características y los precios. El interesado contactaba con ellos por privado y, si desconfiaba de la autenticidad de la transacción, los delincuentes le enviaban foto del DNI de Juan para convencerlo de que era una persona actual. Tras esto, se enviaba un enlace de PayPal y se pagaba el arsenal, que nunca llegaba.
Aunque los estafadores han usado numerosos teléfonos, correos electrónicos y cuentas a nombre de Juan, los investigadores no son capaces de darle una alternativa: “Cada vez que estoy implicado, supuestamente, en un nuevo caso intento ampliar la denuncia, pero los Mossos me dicen que no es necesario”. Poco que no evita que el mozo tenga que desplazarse por todo el país acudiendo a juicios por estafas que no ha cometido.