La historia de la literatura pierde peso en los institutos: “Si se lee ‘La Celestina’, es para hablar sobre el machismo”


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El plan de estudios de Lomloe deja en manos de cada centro la lectura obligatoria de las grandes obras de la ESO

Estudiantes de una escuela secundaria de Gij
Los alumnos de un instituto de Gijn realizan un examen el año pasado.PRENSA EUROPA

El profesorado de idiomas alerta de una progresiva pérdida de peso de la historia de la literatura en los centros de secundaria que se ha acentuado en el último año con la implantación del Ley Cela. La reforma educativa del Gobierno busca fomentar el hábito lector de los estudiantes con textos más cercanos a sus intereses y da más importancia a las lecturas contemporáneas. A cambio, pierde el estudio de El Quijote cualquiera El Lazarillo dentro de su tiempo y movimiento histórico.

Los docentes consultados denuncian que la literatura sufre recortes desde hace años, en paralelo a la crisis general de las Humanidades. De ello responsabilizan a todas las leyes educativas, tanto del PP como del PSOE. El último, el lomloeLa forma de impartir la clase ha cambiado. Lenguaje y literatura, con un enfoque donde los datos, las fechas y el aprendizaje de memoria pierden importancia, se reducen los contenidos de sintaxis y gramática y se potencia la comunicación oral y escrita. El estudio de la literatura está ahora más centrado en la experiencia personal del estudiante para construir su propia identidad lectora.

Aprender a leer ha estado vinculado casi exclusivamente a la lectura literaria durante siglos, aunque durante décadas los enfoques comunicativos han enfatizado la necesidad de enseñar a leer todo tipo de textos, con diferentes propósitos de lectura. Por otro lado, saber leer hoy también implica navegar y buscar en la red, seleccionar información confiable, prepararla e integrarla en los propios esquemas, dice, a modo de declaración de intenciones, el currículo estatal de educación. ESO.

El currículo estatal es clave porque recoge todo lo que los estudiantes tienen que aprender en toda España. Si hay algo que no se menciona expresamente está a merced de lo que luego detallen las CCAA en sus planes de estudio autonómicos o de lo que establezca cada centro. El plan de estudios de Bachillerato de la Lomloe sí prescribe la lectura de obras relevantes de la literatura española y cita la Edad mediaél Romanticismolas edades XIX, XX y XXIe incluso momentos puntuales: el Edad de plata de la cultura española (1875-1936), la guerra civilél exilio y el dictadura.

Pero el de la ESO no menciona ningún período o movimiento histórico. Sólo insta, de manera muy general, a la lectura de obras y fragmentos relevantes del acervo literario nacional y universal y de la literatura juvenil contemporánea. Eso deja en manos de cada instituto la obligatoriedad de las lecturas porque la mayoría de las CCAA no especifican ninguna de las dos cosas. solo Madrid y Castilla y León han blindado estos tiempos históricos en ESO. En Bachillerato también van más allá de la norma estatal y prescriben a cervantes, Quevedo, Lope de Vega cualquiera Caldern de la Barca y funciona como El Quijote, El Lazarillo o él Nuevas baladas.

Extensión. La educación literaria ocupa dos de las 10 competencias específicas que deben adquirir los estudiantes en la asignatura de Lengua y Literatura.

La enseñanza de la literatura ha perdido con Lomloe. En Bachillerato no cambia porque está condicionado por la Selectividadpero en la ESO, que es la educación obligatoria, hay menos enseñanza literaria en el currículum estatal, especialmente de autores y épocas clásicas, apunta el catedrático Miguel González Dengraque se jubilará en septiembre como directora del IES Mariana Pineda de Granada.

¿Qué cambia de Lomce a Lomloe? En la Lomce se detallaban las etapas literarias y era necesario estudiar autores u obras representativas. Ahora se deja de lado la historia de la literatura y se da más importancia a la literatura juvenil y a la creación de textos por parte de los alumnos, interpreta el que ha sido presidente de la Asociación de Directores de IES de Andalucía hasta julio.

El Ministro de Educación
La ministra de Educación, Pilar Alegra, en una lectura de ‘La divina comedia’.EFE

La Lomloe introduce la metodología de los itinerarios temáticos. Huye del tradicional enfoque cronológico para agrupar a autores de distintas épocas dentro de los grandes temas, como el amor, la traición o el poder. Mi experiencia este año no ha sido positiva porque el tema se convierte en una especie de literatura universal cuando estamos muy escasos de horas. Abarca tanto que no hay profundidad. Además, explicar las características de una obra o autor como consecuencia de un momento histórico es fundamental y creo que este enfoque se resiente, afirma Carlos GallegoProfesor del IES Llus Simarro de Xtiva (Valencia).

Mario Gutiérrez, responsable de Educación del sindicato CSIF, explica que todos estos cambios se enmarcan dentro del aprendizaje por competencias impulsado por Lomloe, donde se apuesta por el saber hacer del alumno pero en la práctica se enseñan menos contenidos. si lees La Celestina, Es hablar de machismo, sintetiza.

Sergio Mira, profesora del IES Santa Lucía de Santa Lucía de Tirajana (Gran Canaria), también ve un retroceso en la literatura española: es la primera vez que la ley en Canarias desaparece de la lectura prescriptiva de nuestros clásicos. Ahora depende del profesor, que tenga la amabilidad de marcar esas lecturas, pero siempre es más cómodo o más fácil enviar lecturas juveniles, cumpliendo con el currículum. Se quiere partir del interés del alumno, pero él nunca podrá estar interesado en fuenteovejuna si el profesor no lo ofrece.

Hace dos cursos, Mira leyó con sus alumnos una versión adaptada de El Lazarillo, pero este año no es así. Empieza a pensar que a los alumnos no les gusta el libro y acaba buscando otro trabajo. Al final, parte de la culpa la tenemos los docentes.

El escritor José María Romera Tuve hace unos días en el Diario de Navarra que hubo una época feliz para la enseñanza de la literatura en la que en institutos y escuelas se podían leer 10 o 12 libros por curso en un catálogo que iba desde El Lazarillo hasta La realidad y el deseo. de Cernuda. Ahora un graduado de secundaria puede perfectamente llegar a la universidad sin haber sentido el toque de la literatura, añadió, responsabilizando de ello tanto a legisladores como a profesores.

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