Puerto Naos (La Palma) empieza a recuperar la normalidad más de dos años después de la erupción del volcán



José Querubín camina por las calles de Puerto Naos (La Palma) con lágrimas en los luceros de la emoción de enterarse que ya no tendrá que dejar su casa cada incertidumbre. Desde ahora puede retornar a conducirse en su querido pueblo contiguo al mar. “Es una alegría muy alto, a mí me da la vida este sitio, aquí me crie y crecieron mis hijos”, cuenta a torrevieja news today Telediario.

No poder conducirse en Puerto Naos fue muy duro a posteriori de que la escoria sepultara su vivienda de Las Manchas. “Me quedé sin mi casa y lo único que tenía era esto, pero como si no existiera, porque no podía venir”, relata José Querubín. Este miércoles ha sido uno de los primeros en regresar y de allí ya no se vuelve a marchar más.

En la entrada del pueblo encontramos una caseta de madera donde nos recibe la vigilante de seguridad encargada de controlar el llegada de todo el mundo. Solo pueden entrar los vecinos que tengan un código QR que les autorice, incluso a los propietarios autorizados a retornar.

Por otra parte, tienen que tener en sus casas un sensor que mida los niveles de CO2 en tiempo auténtico, una información que se envía directamente al CECOPIN, el centro de control insular encargado de la vigilancia de gases y de destinar los datos a los científicos.

“Estoy oportuno de acaecer vuelto”

A Pina la hemos antitético en su terraza, limpiando: “Queda muchísimo por hacer, pero estoy oportuno de acaecer vuelto“. Con una sonrisa en la cara, asegura que es la primera vez que duerme sin pastillas a posteriori de muchos meses. Estos más de dos primaveras han sido una tortura para ella porque había muchos problemas para encontrar un locación. Tuvo incluso que dejar la isla por un tiempo.

Ahora, de envés, asegura que no le dan miedo los gases. En su casa tiene dos medidores, uno del Cabildo y otro del Involcan, el Instituto Volcanológico de Canarias. “Son aparatos muy sensibles y si sube mucho el nivel emite un sonido que no pasa desapercibido. Aquí me siento muy segura porque desde hace meses no supera los 600 ppm (partículas por millón)”.

Estos sensores miden la cantidad de dióxido de carbono y en esta zona donde viven tanto José Querubín como ella, los niveles se han estabilizado desde antaño del verano. Es lo que ha motivado que los científicos del PEINPAL, el plan de emergencias insular de La Palma, haya competente el regreso progresivo de los vecinos.

Es el primer paso para que la normalidad llegue a un pueblo que el volcán quiso sepultar

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