El cambio climático con récords históricos de bajas precipitaciones y algunas «decisiones políticas» amenazan seriamente el paisaje de la provincia de Alicante, sobre todo en el interior, donde peligran los cerezos y los almendros. En su cómputo anual, la asociación de agricultores Asaja ha alertado de que estos problemas trascienden ya del ámbito financiero y afectan al entorno.
En el caso de la cereza, se han sucedido cuatro cosechas ruinosas por la climatología, por lo que reclaman un plan de choque con ayudas a la producción, mientras que para los almendros, instan a concluir con los arranques por la xylella, transmitido que no han conseguido erradicar la enfermedad, pero están acabando con los árboles.
Su presidente, José Vicente Andreu, no ha querido concluir este repaso sin nivelar que no pretenden transmitir nada más «pesimismo» y ha recordado las fortalezas de este circunscripción, con cultivos señeros en los que lidera las cifras de producción en toda España -como el níspero, la uva del Vinalopó o la proyectil mollar- o ahora asimismo la producción de caseína de chiva y otros en que resiste la crisis mejor que otras zonas, como los cítricos, que incluso han crecido en una coyuntura negativa generalizada.
El agua continúa condicionando poderosamente la actividad, tanto la que cae del bóveda celeste como la que se gestiona desde las administraciones, por lo que han resumido el año 2023 como de «sequía climatológica y política», en referencia esta última a los recortaduras al trasvase Tajo-Segura.
«Las inclemencias meteorológicas especialmente difíciles e inesperadas han provocado daños o alteraciones en la decano de parte de cultivos de la provincia», han concluido en su cómputo. «Si 2022 fue el año de las guerras, la de Ucrania, la del agua y la del fuego -en remisión al incendio en Vall d’Ebo-, el 2023 ha sido el año de la sequía, de olas de calor incesantes y de fuertes granizadas que nos han sorprendido en momentos de convento», ha relatado Andreu. Por otra parte, ha destacado la incertidumbre que ha atravesado el campo por la disponibilidad del agua y una nueva Política Agraria Global (PAC) más restrictiva.
«La ‘sequía política’ es el resultado de la inacción y la equivocación de mandato por parte de las instituciones, que están siendo «impermeables» delante las peticiones de los agricultores», ha abundado. Según Andreu, «la subvención estatal del agua desalada ha resultado no ser una alternativa vivo ni sostenible al agua del trasvase». Por otra parte, el año comenzó con la modificación del Plan Hidrológico del Tajo, que mediante el aumento de los caudales ecológicos aprobaron el retazo progresivo del Trasvase Tajo-Segura, lo que supondrá una merma anual de entre 70 y 110 hectómetros anuales, la centro del tamaño general para todos los regantes, de Alicante, Murcia y Almería.
«Las decisiones políticas están comprometiendo seriamente la agricultura de regadío de la Vega Devaluación y el Camp d’Elx y no hemos tenido que esperar uno o dos primaveras para verlo, pues las consecuencias se han empezado a notar ya», ha subrayado. Y como ejemplo, ha recordado que en julio la provincia «se quedó sin sandías porque, delante la inseguridad de disponer de agua, los agricultores no programaron las plantaciones».
Muestra de las graves alteraciones climatológicas de este año es el récord doméstico de siniestralidad registrado en seguros agrarios: en torno a los 1.250 millones de euros, un 64% más que en 2022 (806 millones).
Los dirigentes de Asaja Alicante, en la presentación del cómputo anual del sector.
Asaja ha informado asimismo de que las pólizas contratadas ascienden a 19 millones de euros en la provincia, un 5% más que el entrenamiento preparatorio. Por otra parte, el precio de los seguros se ha incrementado. «Cada vez son mayores los daños por pedrisco, vientos y múltiples adversidades climáticas, a la vez que se reducen coberturas y se incrementa el coste de las primas, obligando a los agricultores más vulnerables a no consolidar», ha aseverado Andreu. «Agroseguro le está dando la espalda a los agricultores y eso debe cambiar de modo urgente, pues deben adaptarse para respaldar la sostenibilidad del sistema y evitar el desistimiento», añade.
«Prácticas abusivas»
La sequía ha afectado a todos los cultivos en genérico, pero durante la campaña de 2023 los más perjudicados por las inclemencias meteorológicas son el cereal y la cereza, y encima, el citrón está sufriendo «prácticas abusivas por parte de la industria», en operaciones directas con los exportadores.
En cuanto a los cereales, oportuno a un clima atípicamente cálido y seco, se perdió el 90% de la cosecha de trigo, cebada o avena en zonas como L’Alcoià y El Comtat (el 100% en la zona de Castalla y Onil) y en estos últimos meses del año no se ha podido comenzar con la siembra porque la tierra no presenta ningún tipo de humedad. En consecuencia, el precio es dependiente de los países exportadores.
En el caso de la cereza, Asaja muestra una peculiar preocupación delante la amenaza de desaparición de este cultivo, que en 2023 ha registrado un 92% de pérdidas en el conjunto de la zona de la producción de la IGP Montaña de Alicante, y un 100% en el Comtat, L’Alcoià y La Flota Incorporación. Este «descalabro» arroja unas pérdidas totales del sector de 25 millones de euros para el conjunto de producción amparada por la Indicación Geográfica Protegida y un quebranto de 4.800 puestos de trabajo directos.
Sobre los cítricos, Asaja Alicante anuncia que el cabida de limones no llegará al millón de toneladas, guarismo muy inferior a la prevista por el Ocupación. El piedra de septiembre que dañó la cosecha de este cítrico en casi todos los municipios de la Vega Devaluación y en algunos de Murcia deducción notablemente las expectativas optimistas de producción doméstico para la campaña 2023/2024.
Con el citrón, el cítrico por excelencia de la provincia, «se están cometiendo prácticas desleales por parte de la industria, como abonar al agricultor por debajo del precio de convento, hecho prohibido por la Ley de la Prisión Alimentaria, unas prácticas abusivas que las está pagando el nexo más débil de la esclavitud alimentaria, que son los agricultores», ha asegurado Ramón Espinosa.
Cabaña en crisis, a excepción de el caprino
Por su parte, Juan Luis Gimeno, vicepresidente segundo de Asaja Alicante y representante del sector granjero, ha manifestado que el gran aumento de los costes de producción (en piensos y forrajes) adjunto a la equivocación de lluvias en las zonas de pasto propicia a que cada vez menos productores estén dispuestos a nutrir las cabezas de rebaño, ya que la rentabilidad es cada vez último. Gimeno ha reivindicado la fuerza del sector y, en concreto, ha puesto de relieve que «el caprino lechero de la provincia de Alicante produce más caseína que las provincias de Valencia y Castellón, y es de una increíble calidad».
Durante la presentación, asimismo se ha destacado la «nefasta situación» del sector apícola, que atraviesa una entrada mortandad de abejas de hasta el 40% oportuno a enfermedades como la varroa y un clima seco y de altas temperaturas que las hace más vulnerables. Y se arrastran los problemas derivados de la ‘pinyolà’, por lo que Asaja ha reclamado reconsiderar estas medidas.
En el sector de la uva de vinificación, la producción de caldo de Denominación de Origen de Alicante ha experimentado la cosecha más devaluación de su historia. El presidente del Consejo Regulador DOP Vinos de Alicante, José Juan Reus, asimismo vicepresidente primero de Asaja Alicante, ha revelado que la producción con DOP ha sido de 18.500.000 kilos, un 29% por debajo del año preparatorio.
«Tenemos una asignatura irresoluto y son los precios». En su exposición ha explicado que resulta difícil competir con las cotizaciones que imponen los principales importadores. «La uva Monastrell de la Flota Incorporación es de gran calidad y no puede competir con precios tan ridículos», ha apostillado.