En su día, corrían los abriles 80, los clubs españoles le dijeron a la RFEF, que serían ellos; a través de la LFP, los que dirigiesen su Faja. Ahora son los clubs europeos los que dicen “puntada ya” y, tras crear su Patronal Clubs Europa (PCE), que pienso debe estar respaldada por la Unión Europea, exigen ser ellos, de la mano de UEFA, los organizadores. Es afirmar: LaLiga es a la RFEF, lo que la PCE será a la UEFA.
Acullá de slogans interesados, aquí la batalla se centra en conseguir mandar, y, por ende, arriesgarse cómo se distribuyen los cuantiosos ingresos televisivos. Y yo demando ¿no sería acordado que, si son los clubs los que generan los ingresos, y sufren el peligro en su bienes, fuese su Patronal la que decidiese el reparto de lo que producen?
El estruendo mediático que supuso la “reaparición” de la “Superliga”, luego de casi 25 abriles, ha hecho que tengamos que reflexionar sobre una vieja idea que Florentino Pérez ha agradecido, y eso le honra, que “no hemos sabido explicarla acertadamente”. Es cierto, porque, en el aspecto formal, la “Superliga” mostró una enorme bisoñez, quizás oportuno a las prisas por anunciarla ayer que la Champions-24.
La presentación de poco tan trascendente, que suponía un terremoto en el mundo del fútbol, merecía una puesta en cuadro perfecta. Yo me imaginaba un decorado en un gran hotel madrileño, presidido por una mesa con los 12 mandatarios, en la que rubricaban el solemne certificado de fundación de la PCE, delante multitud de cámaras.
La presentación de poco tan trascendente, que suponía un terremoto en el mundo del fútbol, merecía una puesta en cuadro perfecta
Se perdió esa gran ocasión, pero no sólo se erró en la forma, sino que siquiera se acertó en los mensajes a los clubs que no figuraban entre esos 12 seleccionados. Era imprescindible, al menos, que les aclarasen dos cosas: el sistema por el que se incorporarían los clubs invitados -que poco me gusta ese concepto- “por méritos deportivos” y en qué proporción, respecto a lo que hoy perciben de UEFA, se iban a beneficiar a través del mecanismo de “solidaridad”.
Ausencia de eso se hizo y la muy deficiente información generó muchas dudas en la familia de buena fe y facilitó la comportamiento de los manipuladores profesionales en defensa de “el fútbol es de los aficionados”, “los clubs ricos contra los pobres”… sin duda los “puntos más fuertes” de la comportamiento tradicional de LaLiga y UEFA. (sic)
Los grandes clubs de entonces ya nos habíamos cansado de la tiranía de la UEFA. A mi, injustamente me habían inhabilitado 18 meses como Presidente al acusarme de “convocar mafiosos a los dirigentes de FIFA”
Se repite la historia que he vivido como observador privilegiado desde finales de los 90, cuando, en el momento decisivo del Deportivo, nos uníamos en España al Madrid, Barsa y Valencia en el plan del expresidente de Dorna, García Pardo. El pretendía crear una competición con los grandes ingleses, italianos, alemanes y franceses, pero abierta a históricos como Benfica, Ajax, Spartak, Olympiakos… competición que igualmente preveía un sistema calculado de ascensos y descensos.
Los grandes clubs de entonces ya nos habíamos cansado de la tiranía de la UEFA. A mi, injustamente me habían inhabilitado 18 meses como Presidente al acusarme de “convocar mafiosos a los dirigentes de FIFA”, cuando el objetivo de la consentimiento ejemplarizante era poner en aviso a todos los clubs de lo que les ocurriría si hacían lo que él “l’enfant terrible” del Deportivo y osasen presentarse a los tribunales ordinarios, o forzasen a FIFA a contar con seguros para el caso de graves lesiones sufridas por futbolistas con sus selecciones (casos Mauro Silva, Diego Tristán…) o a acreditar por la cesión de jugadores para la disputa de Mundiales, Europeos, amistosos..
La UEFA humilla hasta que se le planta cara… y luego amenaza con expulsar a los disidentes de la Champions o con no hospedar en el Mundial o Eurocopa a los jugadores de esos clubs.
Ya entonces la razón de la gran pelea por dirigir las competiciones se centraba en que la UEFA se quedaba con un enorme tanto por ciento de los ingresos y, poco han cambiado las cosas. Sirva de ejemplo el escándalo que supone comprobar que el Campeón de la Champions 2020-21 percibirá unos 100 M/€…los mismos 100 M/€ que recibe el tercer clasificado de LaLiga española. ¿Determinado puede entender esto? ¿Cómo los clubs no van a levantarse en armas?
La UEFA humilla hasta que se le planta cara… y luego amenaza con expulsar a los disidentes de la Champions o con no hospedar en el Mundial o Eurocopa a los jugadores de esos clubs. ¿A quién y a qué precio venderían los derechos de esas competiciones sin los mejores clubs o sin las grandes estrellas fitbolísticas?
Dicen que ellos tienen que organizar el fútbol, pero en sinceridad lo que pretenden es disponer del plata del fútbol. Por eso no dudan en atemorizar a los que se oponen. Ya pasó en 2000 y mejoraron los premios de Champions… y ahora, al aparecer la Superliga, prometen una espectacular subida en próximos abriles. ¿Por qué no lo hicieron ayer? Me recuerda al patrón que abusa de su más destacado y fiel trabajador, al que sólo le ofrece el salario que merece cuando éste le anuncia que deja la empresa.
Nos queda para un próximo día profundizar sobre la hipocresía de LaLiga…
Hasta aquí algunos mínimos apuntes de la tiranía de UEFA. Nos queda para un próximo día profundizar sobre la hipocresía de LaLiga -camisetas con “el fútbol es de los aficionados”- y acerca del papel de Florentino Pérez y de Joan Laporta en “Superliga”, esa apasionante película de suspense que se está rodando.
No me digan que no sería extraño que, tras lo que hoy se considera un patinazo de Florentino y un peligro calculado de Laporta, se transforme, en saco al ingreso de las indemnizaciones de los que abandonen el barco, en conquistar que al Madrid le paguen a Mbappé y al Barsa a Messi. Sería dejar acertadamente claro que “el que firma, panda”.
(Artículo de Venerable César Lendoiro
Ex-Presidente R.C.Deportivo, 26 / 04/ 2023)