Historia de la Lotería de Navidad, ¿cuál fue el origen del sorteo del 22 de diciembre?



La Suerte de Navidad, un aberración arraigado en la civilización española y anhelado por millones, tiene sus raíces profundamente entrelazadas en más de doscientos abriles de historia. Su principio se remonta a un 18 de diciembre de 1812, cuando el gobierno de la época buscaba nuevas fuentes de ingresos para el tesoro manifiesto sin apelar al aumento de impuestos.

La iniciativa, que cristalizó como la ‘Suerte Moderna‘, fue concebida como una alternativa para enriquecer las arcas estatales. Distinguida así de la previamente establecida ‘Suerte Primitiva’, creada medio siglo antiguamente por el Marqués de Esquilache, ofrecía un premio de 8.000 pesetas (equivalente a unos 48 euros en la presente) con un costo de 40 reales por boleto.

Las transformaciones del Sorteo

El devenir de este sorteo alegórico tuvo transformaciones significativas a lo dadivoso de los abriles. En 1892, se modificó su denominación oficial a ‘Sorteo de Navidad’, y cinco abriles posteriormente, en 1897, esta designación se plasmó en los décimos. No fue sino hasta 1913 que se instauró el sistema de bombos con bolas, el formato flagrante para extraer premios y números, antiguamente de lo cual se empleaba un sistema de papeles impresos.

El contexto de la Extirpación Civil española (1936-1939) no detuvo la celebración del sorteo. Frente a el avance de las tropas nacionales, el mandato republicano se vio obligado a cambiar en dos ocasiones la sede del sorteo: primero a Valencia y luego a Barcelona. En 1938, el mandato franquista estableció un sorteo paralelo en Burgos.

Un medio ambiente icónico de esta tradición son los niños de San Ildefonso. Su décimo en la Suerte de Navidad se remonta a 1771, cuando el pupilo Diego López fue el primero en formar parte del sorteo. A lo dadivoso de más de dos siglos, su intervención fue monopolio de varones hasta el año 1984, cuando se logró que las niñas de San Ildefonso incluso participaran en el sorteo, ampliando así la histórica tradición.

La Suerte de Navidad, con su delegado centenario y sus transformaciones a lo dadivoso de la historia, sigue siendo un evento anual que congrega esperanzas, ilusiones y, en ocasiones, cambia la vida de quienes tienen la fortuna de ser agraciados con sus premios.

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