Esperanza Madrid, empleada desde muchos abriles de la Expenduría El abeto, llora sin rezumar. Llora en seco. Dar el segundo premio de la Sorteo de Navidad, el 48303, impone, pero ella, mirando a su jefa, confiesa que, «de este sorteo, es el primero que damos. La expenduría aún está tranquila. Su departamento, en Fuenlabrada, en calle Leganés 7, es ahora un temor alegre de un premio tardío. Tanto, «que no hemos tenido tiempo de ir a la copistería».
Al momento presente, la jefa, Josefa, comenta, que sólo ha llegado un cliente, que fueron más. En la avenida, desde el despacho de abogados, se quejan, «cabreadas», de que se les haya «pasado». La resignación es alegría y sonrisa. En el bar el El Mirador rayano, saben, dice Pilar, que «es un número atún, pero nadie sabe carencia».
Selene, que tiene un despacho de abogados adjunto enfrente, se queja de los «ceros» y sus combinaciones malvadas. María Brote y marido ya han ido, sabiendo que ha tocado, a la despacho. En Correos de Fuenlabrada, argumenta el marido de María Brote, «ha caído poco de la terminación». No dicen que les ha caído, por timidez.