«Es la ilusión, verlo, disfrutar y ya está»


La confusión es cerrada, el termómetro escasamente roza un par de grados sobre cero, pero el costado del Teatro Existente es una fiesta. Muchos han aguantado horas de frío invernal. Algunos han esperado días para estar en las entrañas del Sorteo de Navidad. El contenido del teatro ronda las 400 personas y siempre se queda concurrencia fuera, aunque nunca los de siempre. Manoli, la mítica Manoli, no ha faltado a su cita del 22 de diciembre en los últimos 13 primaveras. Hoy tiene 86. Manoli se ha puesto su traje de cesta navideña y, con ayuda del ‘mitrado’ de Valiente para no perder su sitio en la rabo, ha sido de las primeras en entrar, un año más, al salón de butacas rojas donde se reparte suerte.

El disfraz de Manoli es diferente para cada sorteo (ya ha sido lisonja, ranita, muñeco de cocaína…). Este viernes ha sido cesta navideña con pierna, turrones y muchos décimos. Atesoraba 74, empezando por el 00000 y hasta el 75859, todos apuntados a mano en un papel estriado. «Para el año que viene, si Altísimo quiere y vivo, ya sé el traje que me voy a poner», compartía, pero se reservaba la «sorpresa». Manoli nació Ceuta. Su superiora murió cuando ella escasamente sumaba siete días y la criaron sus abuelos paternos. Empezó a trabajar en un cafetería de Tetuán y allí conoció a su marido, que estuvo destinado en la ciudad marroquí durante la mili. Tuvieron dos hijas: la decano nació en Tetuán y la pequeña, quien confecciona los disfraces de Manoli, ya en Madrid. Aquí abrió un bar y, cuando «la cosa no iba correctamente», fue al paro. «Ahora tengo la pensión para gastármela en la quiniela», zanja con una sonrisa y mil arrugas.

En 2020, el año pandémico en que el sorteo navideño fue a puerta cerrada, Manoli además se plantó en el Teatro Existente. Solo ella y el ‘mitrado’ leonés, Juan Manuel López, que ya se ha convertido en su amigo, esperaron toda la mañana, intentando que los vigilantes se apiadaran de ellos. Aunque no hubo forma de entrar, Manoli ganó un botellín premio, 6.000 euros el décimo. La fortuna importa, pero no tanto como cumplir con las tradiciones bonitas, y eso es lo que Manoli valoraba mientras cantaban los niños de San Ildefonso: «Es la ilusión, ver esto, disfrutar y ya está. He conocido a mucha concurrencia maja». Y se dirigía a su asiento, con una mano en el báculo y, en la otra, sus 74 números de la suerte.

A partir de las siete de la mañana, el mar de concurrencia ordenada en una fila avanzaba a cuentagotas. En la rabo había sombreros relucientes, guirnaldas doradas, trajes verdes, medias rojas. Jóvenes, mayores, una abuela en arnés de ruedas, amigos de rabo y de frío. Un perrito caliente a escalera humana. «Vengo aquí a demostrar que soy una salchicha muy rica; la salchicha más rica de España», afirmaba Juan, actor de 31 primaveras, un vecino del centro de Madrid que se atrevió por primera vez a salir de crepúsculo y sujetar. «Lo más duro es el frío, pero hay muy buen esfera», reconocía, con una ancha sonrisa. A las bajas temperaturas se sobrevivió con bailes, cánticos, café y espíritu navideño.


El Soñador del Sorteo de Navidad, este viernes, en el patio de butacas del Teatro Existente


EFE

Escasamente ha transcurrido una hora de sorteo y, cuando aparece el segundo botellín premio y el «sesenta miiiiiil euros», el patio rompe en aplausos. Se calman las palmas y una mujer provoca las carcajadas del notorio: «No me ha tocaaado una mieeeerda». Esa mujer es Sonia, de 47 primaveras, vecina del distrito madrileño de Puente de Vallecas. Es la segunda vez que está en el Teatro Existente, con una aureola roja y varias copas. A su flanco, su amiga Jessie, de 41 primaveras: «No veas la que me está liando». Jessie compró cuatro décimos y Sonia, cinco. Las dos hacen «de todo», desde trabajar en hostelería hasta albañilería. «Si me tocara el Notable lo que haría, como decía mi abuela, sería irme a Cancún y cambiarme el patronímico», declara Sonia. «¡Y a mí me lleva en la mochila!», añade Jessie.

Sin premios en directo

El patio de butacas del Teatro Existente estuvo harto durante más de 4 horas, esperando al Notable «más tardío de la historia», como comentó un hombre decano disfrazado, según decía, de la duquesa de Alba. La generosidad se juntaba con un Soñador y un Sancho Panza, y el ‘mitrado’ leonés se compenetraba con un papa de blanco y dorado. Alguno saludó a José Imperfección, el de verdad, porque RTVE invitó al humorista para una entrevista. Las cámaras y los micrófonos estaban vetadas en la zona del notorio, así que los periodistas llamaban a los distintos personajes a los pasillos traseros, tan deseosos como los presentes de que cayera algún premio suculento ‘in situ’. No ocurrió o, al menos, nadie lo anunció.


El ‘mitrado’ del Sorteo de Navidad, el leonés Juan Manuel López, en el Teatro Existente


EFE

Esa estampa se produjo el 22 de diciembre del año pasado, cuando el décimo que Perla Gavidia había comprado en Asturias durante el verano fue agraciado con el Notable. Perla ha regresado con sus hijos, Yose y Michel, al patio de butacas donde se cantó el número que cambió su vida. Perla, vestida de blanco impoluto, con lentes de sol y cofia de Navidad, estaba diferente. Con esos 400.000 euros ha comprado un carretera en el distrito madrileño de Carabanchel, ha donado otra parte a la Iglesia y ha ahorrado un poco más para la educación de sus hijos. «Estoy muy contenta, adecuado, no me lo puedo creer. Estoy tranquila, porque tengo un sueño, como todos, me gustaría poner mi negocio y ojalá lo logre. Si Altísimo me acompaña y me ayuda», señalaba. Lo que no cambió es la camisa de plástico que sostuvo yuxtapuesto al pecho durante todo el sorteo y en la que conserje las fotografías de sus padres: «Siempre me acompañan».


El hombre disfrazado de duquesa de Alba, en la rabo a las puertas del Teatro Existente


EFE

El aguacero de euros a veces cae sobre los que más lo necesitan. Por ahora, la salchicha humana, el Soñador, la duquesa de Alba, Manoli, el papa y el mitrado, el trío verde… se quedaron sin premio en un sorteo donde solo se escuchó una vez, y al final, ese «¡Tú sí que vales!».

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *