“El discurso de los negacionistas es demoledor; cala más en l…



Alida Iglesias Gil es una mujer de datos. Y en su despacho de la tercera planta de la Subdelegación del Gobierno de Ourense maneja múltiples estadísticas  y gráficas que no dan motivo a interpretaciones erradas, según comenta. Los números no mienten y, por eso, acompaña sus reflexiones continuamente con cifras. 2023 fue un mal año para las mujeres: más de 50 feminicidios. Eso a nivel doméstico, mientras que en Ourense se sobrepasaron los 400 casos con seguimiento en VioGén. Advierte, el día de la entrevista, que el Comité de Crisis de Igualdad está reunido porque la preocupación es máxima.

Nueva reunión del comité de crisis, el séptimo desde su aprobación el 22 de julio de 2022. ¿Qué ocurre?

Los comités de crisis se convocan cuando se producen más de cinco asesinatos por violencia de condición y violencia vicaria en un mes.  Cerramos noviembre con 49 víctimas en un año. Cuatro mujeres y una pupila, cuatro de ellas asesinadas en Madrid y una en la Comunidad Valenciana durante ese mes.  Esto se está desbordando …

¿En Ourense los números son malos todavía?

Hemos apurado los 426 casos en VioGén, el mayor desde que hay datos. Es una conjunción de factores. Por un flanco, hay más denuncias y está claro que la osadía de ellos aumentó.  El incremento se dio en el rural, y me preocupa especialmente los menores que agreden a sus parejas porque cada vez son más y cada vez a edades más tempranas. Ahora mismo, en Ourense tenemos a dos chicas protegidas cuyo atacante es beocio. 

Una mala información, sin duda, porque son los hijos de una sociedad más concienciada con la violencia de condición.

No es tanto una violencia física sino de control emocional, chantajes, insultos o difusión de imágenes íntimas. En España, se duplicó en diez primaveras, y lo que es más destacable es que estos menores nacieron con la Ley Integral de Violencia de Variedad  aprobada y desarrollada.  Pero no olvidemos que tienen un factible golpe a las tecnologías, las manejan perfectamente y acceden a la pornografía al instante, lo que afecta a sus relaciones afectivo-sexuales. 

¿Cómo son esos menores maltratadores? 

Si se refiere a un perfil, no hay. Pero sí destacaría que cuando hay intervenciones con ellos, hay más éxito que con los adultos.  Vemos que cambian mucho de pareja  cuando la chica les pone límites. Su discurso de la violencia machista es negacionista y crean la teoría del monstruo. Los maltratadores solo son aquellos que son monstruos y matan a sus mujeres. Para los chicos, los maltratadores son hombres mayores que suelen estar enfermos, se drogan o son alcohólicos.

El discurso político negacionista siquiera ayuda, ¿no? 

Ese discurso es demoledor, sobre todo por su influencia en los menores, que son más permeables. Los expertos apuntan a que estamos delante una involución basada en el discurso machista y la desigualdad de roles entre chicos y chicas. Creo que este es un problema serio y suficiente importante que no podemos ignorar.

¿Y la violencia vicaria? 

En la ciudad, tenemos ahora a 18 menores en situación de vulnerabilidad (en peligro pero sin circunstancias).  Y siete menores o dependientes considerados de particular relevancia, porque ya hay algún antecedente.

Comentaba ayer que subieron las denuncias en el rural. ¿Qué ocurre?

 El incremento de los casos en VioGén bajó en la ciudad. En la agrupación de seguridad de junio, vimos que en la ciudad había 168 y a comienzos de diciembre, 151, de los 416 de la provincia. El rural está despertando. Pero todavía le digo que estos datos no son reales porque todavía hay cifras que no vemos, las de la violencia ajuste. Mujeres que no denuncian por miedo, sobre todo las más mayores.  En las nuevas generaciones, el paso se da ayer porque están más informadas de los bienes existentes.

La violencia machista muchas veces se silencia. ¿La sexual todavía?

Es  la llamamiento violencia iceberg,  ya que se considera que solo denuncia un 10 por ciento de las mujeres que son víctimas de una ataque sexual.

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