El presidente del Gobierno llega a estos últimos días de 2023 con un estado de humor cercano a la optimismo. Así ha querido mostrarlo en la tradicional comparecencia a posteriori del zaguero consejo de ministros del año. Pedro Sánchez temió seriamente por su cargo cuando el PSOE se hundió en las elecciones municipales y autonómicas del mes de mayo. Pero se mantuvo a flote en las generales de julio. Y, aunque perdió claramente frente a Feijóo, Sánchez no tuvo problemas en agenciárselas el apoyo de Junqueras, Otegi y Puigdemont para seguir delante.
Y ahora hace un relato jovial sobre la situación económica del país, por otra parte de hacer concurso de la concurso, dar algunas instrucciones a los medios de comunicación, culpar a la derecha de comportarse como la extrema derecha, y afianzar que la polarización es cosa de los demás. Dice Sánchez que es asimétrica.
Pero tan pronto como ha querido referirse a sus socios parlamentarios, y solo ha citado fugazmente la ley de gracia y la reivindicación independentista de caminar en dirección a un referéndum, que serán asuntos centrales en el inicio del nuevo año.