El exfutbolista ourensano Borja Fernández, pasión por el fútbol y el vino



Vistió la camiseta del Madrid de los Galácticos en 48 partidos, entre la combinación, la copa y la copa de Europa. Su carrera como mediocampista le llevó todavía a otros equipos como el Mallorca, Deportivo de A Coruña o el Efectivo Valladolid, en el que jugó 220 partidos y en el que colgó las botas en 2019.

Su vida deportiva continúa como monitor y la ha combinado, desde entonces con el plan de varios negocios en Galicia, como una bodega en Ribeira Sacra y varias casas de turismo rural, una de ellas en Amoeiro.

¿Tenía claro que quería ser futbolista cuando era párvulo?

Como podía tenerlo cualquier otro párvulo que soñase con ser futbolista de decano. Lo que sucede es que era un deporte que se me daba admisiblemente y a medida que pasaba el tiempo iba viendo que esa opción estaba cada vez más cerca y con 15 primaveras me fui a Madrid ya con esa idea, de ser un futbolista profesional. Estoy hablando del año 1996.

¿Ese fue el punto de inflexión?

Fue el momento de verlo más claro. Yo me fui a Madrid con mucha ilusión, pensando en el Efectivo Madrid y poblar la experiencia. Si salía admisiblemente, ingenioso. Y aunque veía a los jugadores que pasaban a tu flanco, envidiar en el primer equipo era poco que veía muy antiguo. Me lo imaginaba, soñaba con ello, pero no me veía siendo uno de ellos.

Pero al final jugó en el Efectivo Madrid

Sí, debute en 2000 y luego jugué en el primer equipo. Pero quiero opinar con esto que cuando un chaval que quiere ser médico, o cualquier otra profesión, si se esfuerza sabe que lo va a conseguir. Pero hay muchos chavales que saben envidiar al fútbol y no siempre se logra lo que uno sueño. Son muy pocos los que llegan a esa meta.

¿Cómo se logra resolver una carrera deportiva? No parece tarea falta comprensible y encima es más corta que por ejemplo la de un médico o un actor.

Es verdad. Empiezas muy nuevo a ingresar metálico, todavía no estás formado, te crees que eso va a ser para siempre. Es muy complicado. No sé como se gestionará en otros deportes pero en el fútbol hay muchos intereses cerca de y muchas cosas que no deberían estar y hacen que te puedas confundir.

Tras dieciocho temporadas como futbolista, cuelga las botas. ¿Fue ese el momento de volver en Galicia?

Ya había empezado antaño. En un alucinación por la Ribeira Sacra me enamoré de una casa que compré para mí, y luego se convirtió en una casa de turismo rural, ahora tengo dos allí, en la ribera del Miño entre Os Peares y Belesar y otra en Amoeiro.

¿Y su puesta por el caldo?

Fue casi una consecuencia. Había gastado una bodega, en un paseo que estaba dando por el río, que tenía colgado el cartel de Se Vende. Como ya me había metido en muchas cosas, decidí mirar para otro flanco. Pero otro día que volví, ahí seguía la bodega y el cartel y dije “voy a citar”. La verdad es que coincidió todo muy admisiblemente. Era una persona que no quería hacer metálico, lo que buscaba era que quien comprase la bodega siguiese ocupándose de la viñedo y de la bodega que habían sido su vida. Y así empecé con Bordega, con un tesina muy pequeño de caldo, con una producción muy limitada de poco más de trescientas botellas de un caldo blanco y otro tinto con la cosecha de 2019 y bueno, hemos crecido, pero poco porque ahora son seiscientas botellas de cada. El caldo se claridad “El urbanita, indeterminado y cortés” y exposición para su elaboración con el apoyo del equipo Enonatur de Roberto Regal.

¿Y suele ir por la bodega, por la viñedo?

Siempre que puedo. Es más, a veces cuando voy a Ribeira Sacra me en voz baja a tumbarse en la bodega. Mi idea es hacer un buen caldo. Son dos vinos, el blanco tiene godello, treixadura y albariño y el tinto mencía, merenzao y otras variedades de la zona.

¿Qué le llevó a dedicarse al mundo del caldo?

En sinceridad, siempre tuve vínculos con el mundo del caldo porque en casa, en casa de mis abuelos en A Peroxa, se elaboraba caldo de siempre y de párvulo yo participe muchas veces en labores como la vendimia. Cuando me fui a envidiar al Efectivo Valladolid, en 2006, esa es una zona en la que está muy arraigado el caldo, yo ya tenía 25 primaveras y fue cuando empezó a gustarme el caldo y a apreciar ese interés que me llevó tiempo luego a retomar esa tradición accesible.

¿Piensa en crecer? Me refiero a la bodega, que actualmente tiene una producción muy limitada.

Es cierto que tenemos una producción muy limitada y se vende todo. Pero mi plan, más que pensar en una expansión está más orientado a surtir e incluso aventajar la calidad de nuestro caldo presente. ¿Que surge la posibilidad de expandirse? Pues ya se verá. De momento nuestro objetivo es la calidad no el crecimiento.

Hay otros futbolistas que todavía se dedican al caldo. Pienso en iniesta, por ejemplo.

Es cierto, Iniesta, David Silva… pero yo creo que han enfocado más el asunto como inversión. En mi caso es más de participar en el proceso, desde debajo, muy despacio. No empecé aquí pensando en poner en marcha una gran bodega como negocio. 

¿Cómo enfoca estas nuevas actividades, como un hobby, como su plan de futuro?

Tenía interés en volver y me parecía sensato hacerlo en mi tierra. No pienso en ello como en un hobby, sino como una actividad complementaria para desarrollar con el apoyo de la comunidad y personas allegadas. Es poco que me interesa, en realidad. Aunque no lo contemplo como un plan B para dejar el fútbol. Mi objetivo sigue siendo el fútbol, formándome y siguiendo mi carrera como monitor.  

Dicen que los centrocampistas dan muy buenos entrenadores.

A ver si es verdad (sonríe). Creo que un monitor que previamente ha sido futbolista tiene un punto de partida de preeminencia porque tiene más conocimientos de cómo funciona el corro.

¿Cuál es la secreto para ser un buen monitor? Porque en el fútbol siempre se critica al monitor.

En el fútbol, como en la política y en casi todo en la vida, todo el mundo opina que lo podría hacer mejor. Creo que lo importante es aprender resolver al corro, saberlo motivar, aprender qué necesita. Zidane decía que él lo único que sabía hacer era resolver el corro. Y ahí están los resultados, que ganó unas cuantas Champions seguidas. Uno de los problemas del fútbol es el cortoplacismo. La muchedumbre se pone nerviosa rápidamente y hace equivocación tiempo para ver resultados. En el fútbol no es solo el binomio equipo-entrenador. Hay más fundamentos como el club.

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