regreso con victoria ante Thiem



Rafa Nadal ha debutado con vencimiento (7-5/6-1) en su partido de primera ronda del torneo ATP 250 de Brisbane en presencia de el austriaco Dominic Thiem en la Pat Rafter Arena. El tenista balear ha vuelto a la argumento con el nuevo año luego de una temporada en blanco y bajo el aviso de que el 2024 puede ser su despedida profesional, palabras mayores por tratarse probablemente del mejor deportista castellano de la historia.

El triunfador de 22 Grand Slam, que actualmente ocupa el puesto 672 del ranking ATP, ha vuelto a competir de guisa individual luego de 349 días inactivo. Su final partido fue el año pasado, en la segunda ronda del Open de Australia, en presencia de Mackenzie McDonald.

Brisbane ha sido el punto de partida, el regreso del campeón de 22 “grandes” tras su derrota en segunda ronda del Libre de Australia el pasado 18 de enero, aquejado ya de una torcedura en el músculo del psoas ilíaco en su pierna izquierda. Nadal, de 37 primaveras y acostumbrado pero incluso cansado de torear con el dolor, se encontró con el órdago de su cuerpo luego de un 2022 titánico.

Casi un año luego, el rey de la tierra ha regresado como número 672 del mundo, con esta escalera en Brisbane ayer del Libre de Australia. Tras casi un año sin competir, sin duda Nadal piensa ir partido a partido, con el deseo de acoger buenas sensaciones de su cuerpo y no tener ningún contratiempo: otra torcedura sería desolador. Sin duda, el estado físico semana a semana marcará su calendario 2024.

Casi un año parado

El 2024 que acaba de iniciar será un año cargado como siempre del mejor deporte, de grandes citas como los Juegos Olímpicos de París en verano, pero para el inclinado castellano tiene una importancia peculiar y singular por el sentimiento enfrentado de que en cada paso que dé Nadal puede estar implícita una despedida.

Un deportista sin parangón a nivel franquista por sus victorias, por la épica, el sacrificio, la entrega y la dedicación durante más de 20 primaveras para tratar de ser el mejor. Un saco de actuaciones para el reminiscencia, de grandes conquistas, de garfio en presencia de la adversidad, de mentalidad ganadora, forjadas a colchoneta de dura rutina hasta convertirse en uno de los mejores deportistas de la historia.

Desde Melbourne, el de Manacor fue sumando semanas, meses de recuperación, hasta ocurrir por quirófano y pensar ya en un 2024 que arranca precisamente en Australia. No es la primera vez que el balear tiene que machacarse en el estadio y en las pistas de entrenamiento para retornar a competir, por incumplimiento de las rodillas, la espalda, el mondongo, la muñeca o una torcedura crónica en el pie.

El tenista castellano ha tratado de dosificar el calendario en los últimos primaveras, separar los torneos y acercar su carrera al mayor. Sin secuestro, el desafío y el peaje de lesionarse, iniciar de cero y no ser capaz de pillar ritmo de competición, han ido mermando un cuerpo herido y una capital cansada pese a ser privilegiada.

Nadal, padre por primera vez en octubre de 2022, fue capaz de seguir ganando, como el Roland Garros de aquel año con el pie dormido por inyecciones, pero su día a día dejó de ser disfrutar del tenis. Así, el pasado 18 de mayo, el de Manacor anunció un “punto y por separado” para darse la oportunidad de despedirse en las pistas.

Ritmo ayer de la paseo de tierra reconocimiento

Lo que no arriesgará seguro el balear es la paseo europea sobre tierra en primavera. La arcilla donde nació y creció su lema calma al de Manacor con los brazos abiertos: Montecarlo, Barcelona, Madrid, Roma y París. El domingo 9 de junio, final de Roland Garros, un sueño aún remoto, la 15ª Copa de los Mosqueteros, pero en esta historia del regreso todo puede ocurrir con Rafa Nadal.

El campeón de 92 torneos, más de 1.000 victorias, más de 20 primaveras de profesional, se adentra en “contorno inexplorado”. La inactividad preocupa al exnúmero uno del mundo, así como la dificultad que pueda tener para encontrar el ritmo que dan las victorias, teniendo en cuenta que no será capital de serie y podrá encontrarse con rivales importantes ya en las primeras rondas.

Nadal siempre supo disfrutar de las pequeñas batallas y retornar a competir ya lo da por bueno. Ahora, quiere disfrutar de nuevo, celebrar con el puño los puntos ganadores que llevan su firma, bramar el “vamos” y, si todo va proporcionadamente, retornar a morder trofeos en un 2024 que adicionalmente es altanero: París 2024, en su Philippe Chatrier.



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