La historia comienza en un supermercado del centro de Barcelona. Concretamente en el barrio del Eixample el 26 de agosto, a plena luz del día. Sultana es una de las dueñas de la tienda y cuenta a un equipo de torrevieja news today Noticias que ve a un hombre entrar en la tienda y se queda merodeando hasta que ella se queda sola.
“De repente sacó un cuchillo grande y me puse muy nerviosa, me amenazó y quedé paralizada mientras robaba el dinero de la caja. Se llevó 700 euros y una botella de alcohol”, afirma la mujer.
Las cámaras de videovigilancia del supermercado graban toda la escena.
Nurul, el marido de Sultana, nos explica “el ladrón le dijo a mi mujer que se callara, que se callara”. Una vez cometido el robo sale corriendo y añade “un cliente nuestro lo ve salir corriendo y lo intercepta casi aquí en la puerta pero se escapa y en ese momento se le cae el celular”.
Los comerciantes nos cuentan que rápidamente los Mossos llegan al lugar y les dan el teléfono del agresor.
Al cabo de un rato suena el dispositivo en cuestión. ¿Y quién llama? El ladrón desde otro teléfono diciendo que lo ha perdido y que quiere recuperarlo sin saber que quien está al otro lado es la policía.
Según los Mossos d’Esquadra, un agente se hace pasar por el ciudadano que ha encontrado el terminal, se queda con el infractor y en el momento de devolvérselo le detienen.
Lo curioso es que el ladrón todavía tenía el botín encima: 700 euros, una botella de licor y un cuchillo.
El joven no tiene antecedentes penales y según los comerciantes víctimas del robo, tampoco tiene mucha vista.