El Barça renace en el Clásico de baloncesto



El Barça ganó al Auténtico Madrid en el Palau Blaugrana (83-78), en la viaje 18 de la Período Regular de la Euroliga, en un Clásico caliente e igualado que Jan Vesely y Nico Laprovittola tiñeron de blaugrana, en un gran final de partido de un Barça que recupera la fe a costa de tumbar a uno de los mejores Auténtico Madrid de los últimos tiempos y que, pese a la derrota, sigue líder destacado de la competición.

El Barça, que venía de encajar durísimas derrotas en Euroliga y Alianza ACB, que vivía en un incipiente “chup-chup” -sobre todo su técnico, Roger Grimau-, se rehizo de todo y ganó más que un partido.

Este Barça puede y debe crecer a partir de esta triunfo. De falta habrá servido encarar tanta resistor delante el líder, delante el sempiterno rival, si en los próximos duelos vuelven a aparecer los altibajos y las desconexiones. Si Roger Grimau debe impregnar poco al equipo, de lo que fue como capitán, es la lucha y la intensidad que sus hombres sí tuvieron en el tramo final de este Clásico.

Y eso que empezó la contienda igualada, con un Auténtico Madrid con un punto más sobre la pista, más conectado al duelo y consciente de lo que había en ocio. Pero esa igualdad se rompió en un postrero cuarto (23-16) en el que el Barça llegó a triunfar de +12 puntos (74-62) y gozó de un parcial de 16-0. Ahí el Barça puso las bases de un triunfo que, con una defensa férrea y gracias a un Palau Blaugrana secreto, no dejó escapar.

Como el duelo de la primera reverso de la Euroliga, que terminó con triunfo blanca muy ajustada en el WiZink Center (65-64), este nuevo Clásico europeo estuvo igualado. En esta ocasión los blancos no pudieron desgajar, con una renta máxima de +8 en la primera parte, y el Barça se aferró a la ocultismo y fuerza del Palau para resistir, siempre por debajo pero cerca.

Momentos secreto

A menudo se dice que un partido igualado se decide por detalles. Suena a tópico del que tiran entrenadores y jugadores para no explicar lo que quizá sea inexplicable. En el Palau, esos detalles tuvieron minuto, segundo, nombres y apellidos. En el inicio del postrero cuarto, calibrado cuando Nico Laprovittola anotó la primera canasta en ocio e igualó el registrador a 62-62, el argentino se enganchó con Sergio Rodríguez.

Fue una marranada saldada con un parón para ver el instant replay y con dos antideportivas; una para cada uno. Pero ese rifirrafe entre los dos jugones hizo que el Palau Blaugrana explotara, viendo la repetición en directo en el vídeomarcador. Y Laprovittola, de muerte caliente, se creció a la par que un equipo blaugrana que se catapultó a su máxima, y a la del partido, con un 74-62.

Un parcial conveniente al Barça de 16-0 que parecía romper la igualdad previa, con un cósmico Jan Vesely confirmado ya, sucediera lo que sucediera, como mejor tahúr blaugrana de la perplejidad. Pero este Auténtico Madrid, el mejor equipo del momento en Europa, no vende trueque su piel y resistió, se puso a tocar trifulca de combate y enjuagó de nuevo la diferencia, todavía con un mundo por entretenerse en el Palau. Pero el Barça, este nuevo Barça que debería salir de este choque, no se dejó amilanar y, de lo contrario, se creció delante la adversidad para triunfar.

Del resto de la viaje, el Baskonia ganó al Panathinaikos (75-73) y el Valencia Basket al  Anadolu Efes (93-88).

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