les arroja orines y aguas fecales y les amenaza con un cuchillo



En un sillar de viviendas en Arucas, Gran Canaria, los residentes viven una pesadilla que ha perdurado durante primaveras. Todo por una vecina extremadamente agresiva que les ha llegado a amenazar con un cuchillo y les arroja aguas fecales sobre sus puertas. La formalidad de la situación ha llevado a algunos a darse sus casas, sumidos en un estado de pánico. A pesar de activo presentado hasta 12 denuncias, la situación persiste.

Sole, vecina del sillar de enfrente, no sabe por qué, pero esta vecina “la ha cogido conmigo”, cuenta. Relata que un día se cruzó con ella en plena calle y como la llamaba y ella no le respondía le agarró de los pelos y la arrastró por la calle hasta que pudo refugiarse en el Centro de Salubridad, donde le dijeron que le había hecho una grieta en el cráneo. Ella le tiene ya tanto miedo que evita salir a hacer la adquisición o caminar por la calle cerca del portal donde vive esta vecina.

Instala cámaras de seguridad

Más dramático es el caso de Pablo Miguel, que ha tenido que instalar cámaras de seguridad con las que ha captado en varias ocasiones cómo esta vecina sube desde el primer suelo a su vivienda situada en el tercero para arrojarle aguas fecales, orines y otros líquidos corrosivos a su puerta. Con estas imágenes ha interpuesto ya cinco denuncias y ha obtenido una orden de alejamiento, sin retención, su calvario continúa.

Cuenta que su hermana, una mujer enferma de diabetes, ha tenido que irse de su domicilio pues no puede convivir con este drama y que en cualquier momento se produzca un nuevo altercado. El peor momento que recuerda fue el día en el que, de alba, la vecina se presentó en la puerta de su casa con un cuchillo con el que ‘apuñaló’ la madera, dejando una marca visible.

Los vecinos relatan que han avisado a la Destacamento Civil en varias ocasiones y que, a pesar de la docena de denuncias que pesan sobre esta persona, no se han tomado medidas más definitivas. Desearían que se pudiera hacer una evaluación psiquiátrica a esta vecina, que tiene a su cargo dos hijos menores.

La situación ya es insostenible para este sillar de edificios que temen hasta asomarse a la ventana de su propia casa.

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