La psicóloga Silvia Álava, del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, señala: “Hay muchos niños que están ‘sobreregalados‘ y sobreestimulados“. Contrariamente a la creencia popular, esto no garantiza maduro júbilo ni bienestar emocional, según Álava.
Para evitar el “síndrome del nene hiperregalado”, expertos recomiendan la regla de los cuatro regalos: poco que necesiten, les guste mucho, sea práctico y anhelen fervientemente. Oceanía Martín, psicóloga genérico sanitaria, enfatiza la importancia de no exceder esta regla, subrayando la privación de nominar juguetes adecuados según la momento y evitar los obsequios no acordes.
Atender a la individualidad y potenciar el enseñanza emocional
Considerar los gustos, la personalidad y el carácter de cada nene al decantarse los regalos es fundamental. Álava apunta que es crucial que los regalos sean del grado de los niños, evitando imponer preferencias adultas.
Encima, se enfatiza la importancia de enseñar a los niños a valorar lo que tienen. Realizar una índice de deseos y ordenarla en prioridades les brinda la oportunidad de educarse a tomar decisiones y entender la imposibilidad de tenerlo todo, un enseñanza valioso para el futuro.
Desafíos de la tecnología
El impacto de los smartphones en edades tempranas genera debate. Silvia Álava advierte que los móviles no deberían considerarse un regalo, sino una aparejo que los padres deben enseñar a utilizar responsablemente.
La desatiendo de supervisión puede tener mercadería negativos en la lozanía mental y el exposición cognitivo de los niños. El desplazamiento de los juegos tradicionales por la tecnología puede afectar el exposición de habilidades sociales y cognitivas.
Vínculos emocionales
Más allá de los obsequios materiales, los expertos subrayan la importancia de la presencia y el afecto parental. Álava recalca que ningún regalo puede reemplazar el cariño y la presencia de los padres. Recomienda aplicar tiempo de calidad a los niños, ya que experiencias emocionales positivas durante la Navidad tienen un impacto más perdurable que los regalos materiales.
En síntesis, la Navidad se convierte en una oportunidad para enseñar a los niños a valorar lo que tienen, a tomar decisiones y a desarrollar vínculos emocionales significativos. Un seguridad entre el deseo y la privación, cercano con la orientación parental en el uso de la tecnología, puede marcar la diferencia en la júbilo y el bienestar emocional de los más pequeños.