Diego González Rivas, cirujano: “Hay que vivir cada día con intensidad, para desca…



Al cirujano Diego González Rivas (A Coruña, 1974) no le asusta ausencia. Por poco es entendido en proceder los casos más complicados del mundo. Su máxima, “ausencia es inasequible”, le acompaña en cada intervención. Desde 2014, su memorándum está planificada a un año paisaje entre cirugías, formaciones y proyectos. Por si fuese poco, en 2022 puso en marcha la Fundación Diego González Rivas, que el día 23 organiza en la ciudad una comida homenaje. Gracias a la entidad, el coruñés puede seguir haciendo su trabajo: atracar cirugías imposibles torácicas o pulmonares en cualquier rincón del aeronave. 

¿Pudo ocurrir las navidades en su casa?

Sí. Llegué a España el día 23 desde Kuwait, que era mi última parada de 2023. Pero no fui a A Coruña, me reuní con mi tribu en Lanzarote para ocurrir allí las receso de Navidad. Y este sábado (por antaño de ayer) me voy a China.

¿Ya tiene el 2024 completo?

Todo, los 365 días. Creo que tengo como dos o tres días libres, en octubre me parece. Y luego en diciembre igualmente dos o tres días, pero se ocuparán.

¿Cómo afronta un año nuevo ya planificado?

Es un poco lo habitual desde hace abriles, ya me acostumbré. Al ir aumentando proyectos y colaboraciones con hospitales, voy aumentando días de trabajo y se van reduciendo los días de ocio, de poder descansar. Trabajo muchísimos fines de semana, pero eso, ya estoy acostumbrado. Empecé en 2010 y ya más intenso desde 2014; luego caldo la pandemia, y sobre todo en 2020 bajé el ritmo, pero luego volvió y se hizo más intenso adecuado a la Fundación.

¿Qué lo llevó a crear su propia fundación?

Nació con la idea de crear una plataforma en la cual podamos realizar las actividades que venía yo realizando desde hace muchos abriles en países de África, Oriente Medio o Latinoamérica. En muchos lugares no hay medios, por lo que hay que apañarse financiación. La Fundación permite más visibilidad, conseguir fondos, y luego surgió la idea de crear la pelotón móvil para que cuando vaya a proceder a África podamos tener una con todas las garantías. 

¿Qué problemas se encontraba al proceder?

Muchos. Que no hay material, que desatiendo un cable para la luz y entonces no puedo usar la cámara, que el quirófano es muy antiguo, se va la luz durante la cirugía, no hay tubos para intubar… Por eso surge esta idea de la pelotón móvil como un hospital móvil, nuestro, dotado con toda la tecnología, cámaras de ingreso definición, material quirúrgico, con mi anestesista, con enfermeros. De esta forma podemos ofrecer a los pacientes de países en vías de progreso las mismas condiciones que tendrían en el primer mundo.

¿Cuándo se pondrá en marcha?

La primera ocupación es en Ghana, en el mes de abril. Va a ser poco histórico, nunca se han hecho cirugías de ingreso complejidad en una pelotón móvil. La estamos construyendo gracias al apoyo de mucha muchedumbre, muchas donaciones, en peculiar la de la Fundación Amancio Ortega, pero hay muchas más.

Enhorabuena. 

Va a ser impresionante. La verdad es que me ilusiona muchísimo, he pasado mucho tiempo pensando en esta pelotón. Cuando llegas y ves que hay tantos problemas, que equivocación todo, que aunque consigues el material por medio de donaciones se queda retenido en la aranceles… Esto va a ser histórico.

¿Cómo llegan a usted estos casos tan complejos, de lugares tan lejanos?

A nivel internacional me llegan porque me buscan en redes, he desencajado en la televisión en muchos países, así que me ven y me buscan. Me pasó en Rusia, fui una vez, salí en la televisión y al angla de una semana me llamaron dos pacientes con dos tumores. Vinieron a A Coruña y los operé. Todavía me contactan porque compañeros oncólogos que me conocen les hablan de mí, o porque otros pacientes les cuentan que los he tratado. 

¿Por qué acabó especializándose en los casos más complejos?

Por ir adquiriendo cada vez más experiencia. Al final, proceder a tantos pacientes al año te da la posibilidad de atracar casos más complejos. En 2013 llegué a Shanghái, al hospital más sobresaliente del mundo, y empecé a trabajar allí, donde actualmente dirijo un software de cirugía mínimamente invasivo. Con ese tamaño tan sobresaliente de pacientes, llegas a los casos más difíciles. Poco a poco, al obtener experiencia, la muchedumbre lo ve, te mandan más casos complejos, los operas… 

¿En cuántos países trabaja?

Tengo resolución de trabajo en 11 países aproximadamente del mundo, es opinar, acudo a 11 países regularmente para realizar intervenciones. En los hospitales preparan los casos más complejos para que los haga en mi reconocimiento. Al principio iba a enseñarle la técnica, que ya la hacen, y ahora me guardan los casos complejos. El 95% de las operaciones que hago son de este tipo. 

¿Tiene miedo alguna vez?

Te acostumbras. Al principio, cuando iba solo por el mundo operando, me resultaba muy difícil, pero ahora, una vez coges la experiencia y como digo yo, vas cogiendo calle, estás tranquilo. Cuando empiezas lo pasas mal porque estás solo frente a el peligro, pero cuando te enfrentas a eso y lo superas te haces mucho más hábil, mucho más esforzado. He ido superando un montón de retos y han desencajado acertadamente, fue un estudios muy importante. Encima, al hacerlo a nivel mundo impávido, he manido de todo, más de lo que ve un cirujano que trabaja aquí. Por eso siempre que voy a proceder estoy muy sereno, es muy raro que me ponga nervioso. Así es la curva del estudios: al principio era duro, pero ahora es lo regular.

¿Todavía tiene retos pendientes?

¡Un montón! Estoy colaborando en el progreso de un autómata quirúrgico en Shanghái, el más liberal del mundo. Actualmente, lo estamos desarrollando y el mes pasado, en diciembre, hicimos las primeras operaciones del mundo con él. Todavía estoy colaborando en otros proyectos de inteligencia fabricado, adicionalmente de proyectos para crear centros de la Fundación en algunos países de Latinoamérica como México, Costa Rica o Panamá. 

¿Y no se cansa?

No se puede detener, hay que poblar cada día con intensidad y disfrutar con lo que te gusta hacer a tope. Porque para descansar ya está el hornacina, esa es mi filosofía: intentar usar el tiempo lo mayor posible, que luego ya habrá tiempo para descansar.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *