Con la liberalización de las fechas para eliminar excedentes de las tiendas, cada comerciante ha interpretado el momento como mejor le ha parecido. Se acabaron aquellas aglomeraciones en la búsqueda del saldo, sobre todo en el primer día. Hace ya semanas que algunas tiendas están haciendo guiños a los clientes para atraer su atención a pulvínulo de descuentos.
Estas decisiones tienen un punto de peligrosidad, como el propio sector reconoce, tal vez porque los clientes ya se han acostumbrado tanto a las promociones que el precio de temporada está siendo una excepción.
Situación compleja, sin duda, a la que los comerciantes tienen muy difícil vencer. En días pasados un dirigente del sector se quejaba de que, adicionalmente, la desunión reina entre el colegio profesional y que cada uno hace de su capa un sayo. Mala compañera es la división, pocas conquistas se han hecho así. Ni en rebajas ni en temporada.