Y a los que en esta recorrido ya salen a las calles comerciales en averiguación de una ganga se unen los que necesitan cambiar o devolver algún regalo. “Un cambio de talla” es lo más trillado, “no han acertado mucho”. Aunque de paso siempre terminen echando un vistazo a los descuentos. “Intento que no, pero siempre pico”, nos comenta una adolescente.
Endeudarse por las rebajas
Aunque el presupuesto medio es beocio, muchos de los que buscan una buena ganga están dispuestos incluso a endeudarse. “Siempre con plástico”, nos cuenta una adolescente en Málaga, “aunque luego te deprimes al ver la cuenta”.
De hecho, según un estudio publicado por el comparador financiero Banqmi, cuatro de cada diez españoles aseguran que las compras que realicen en las rebajas de invierno de este año las pagarán con una plástico de crédito que les permitan financiarlas.
Abrigos en los percheros
La temporada de invierno no ha ido proporcionadamente por la descendimiento del consumo y sobre todo por la climatología. “Ha hecho mucho calor hasta proporcionadamente entrado noviembre”, asegura Eduardo Zamácola, presidente de Acotex, “y eso ha hecho que la gentío no haya comprado esas prendas más de oquedad”.
“Se nos ha quedado todo colgado”, dice María José en su tienda de Málaga. En su caso, ha rebajado los abrigos “de 119 a 79 euros para intentar desprendernos de sobrado stock que tenemos de chaquetones”.
Sangría en el pequeño comercio
Aunque este lunes arrancan oficialmente las rebajas muchas tiendas llevan días con descuentos. Una hélice de promociones que no beneficia en ausencia al pequeño comercio, para el que es muy complicado competir con las grandes superficies. “Tenemos un porcentaje de rendimiento mucho beocio”, comenta Patricia, dueña de una tienda de ropa.
En los últimos 8 primaveras han desaparecido en este sector 75.000 autónomos. “El comercio electrónico ha hecho mucho daño a la tienda física”, afirma Lorenzo Coito, presidente de ATA, “adicionalmente del incremento de desembolso insoportable para muchos comercios”