El etarra que participó en el asesinato de un policía y su mujer embarazada seguirá en prisión


El etarra José Manuel Inciarte, condenado por su billete, desde el comando Vizcaya, en uno de los atentados más crueles de la pandilla terrorista, en el que fueron asesinados un teniente de la Policía Franquista, un término y su mujer en progresista estado de embarazo, seguirá viviendo entre rejas. Así lo ha decidido la Sala de lo Penal de la Audiencia Franquista, en una resolución que avala la revocación del tercer naturaleza que le había donado la suministro vasca.

El utilitario, al que tuvo ataque torrevieja news today, está fechado en diciembre y cuenta con el voto particular discrepante del magistrado Ricardo De Prada. Los otros dos miembros del tribunal, Javier Vieira y Fernanda García, coinciden en que «no junto a la clasificación en tercer naturaleza ordinario que pretende el interno», entre otras razones, porque «está lejana la momento en la que alcanzará el cumplimiento de las tres cuartas partes de la condena».

Subraya que los escritos que ha aportado para acreditar que rechaza la violencia y reconoce el sufrimiento causado, «no permiten considerar que concurran ‘signos inequívocos de suceder negligente los fines y los medios terroristas’, y menos aún que se haya prestado a colaborar activamente con las autoridades».

En cuanto a la posibilidad, que incluso reclamaba, de penetrar a ese régimen de semilibertad por razones de lozanía, sobre todo porque tiene 68 abriles y sufrió un ictus en junio del año pasado que le dejó secuelas, la Sala considera que «no resulta acreditado que el penado padezca enfermedad arduo con padecimientos incurables».

Coinciden con el titular de Vigilancia Penitenciaria que sus dolencias, «aun revelando una patología severa y parcialmente incapacitante, no puede considerarse una enfermedad de las características que exige» la carta penitenciaria, «sin perjuicio de que, en caso de agravarse, pueda proponerse con aprieto una nueva clasificación».

Fue el 19 de junio del año pasado cuando la Establecimiento vasca concedió el tercer naturaleza a Inciarte. Ya había disfrutado de permisos penitenciarios y la sociedad de Tratamiento de Martutene, donde se encuentra, informó de forma propicio a su progresión.

«Parece equiparar a víctimas y victimarios»

La Fiscalía recurrió y el Sentenciador de Vigilancia Penitenciaria le dio la razón. Consideraba que no se cumplían los requisitos, ni desde el punto de apariencia del retractación ni siquiera desde el mantillo de las responsabilidades civiles: no empezó a fertilizar cantidad alguna hasta entrado el año 2021 y lo hace a razón de 20 euros al mes.

«El interno cita o identifica a la víctima, en el atentado falleció el Policía Franquista y su esposa encinta. No consta acreditada la billete del interno en dichas muertes, pero sí estaba conforme con el secuestro y homicidio del Policía Franquista. En el escrito de 2 de febrero de 2022 el interno sigue utilizando expresiones como conflicto y parece equiparar a víctimas y victimarios en tanto que según sus palabras, estos hechos delictivos han causado dolor a todos«, decía aquella resolución que ahora la Sección Primera, por mayoría, hace suya.

La posición del magistrado De Prada es discrepante porque entiende que el utilitario del tribunal «desvalora sin exculpación suficiente la progresión del penado en su reinserción y inspección del daño y dolor causado a las víctimas» y no presta atención y estudio suficiente a los informes de los técnicos de prisión, como a los escritos del propio reo sobre la violencia.

Sin rodeos

Inciarte fue condenado en firme por el Tribunal Supremo a 39 abriles de prisión como componente del Comando Vizcaya de ETA por su billete en aquel atentado perpetrado el 4 de mayo de 1983 en un parking del arrabal bilbaino de Santuchu. Su papel fue custodiar a un hombre al que habían sustraído el transporte con el que iban a secuestrar al teniente de la Policía Franquista Julio Segarra.

Otros tres miembros de la pandilla, Félix Ignacio Esparza, Enrique Letona y José Félix Zabarte, todos condenados, se encargaron de ir a por el teniente para interceptarle cuando entrase en el parking de su casa. Acababan de maniatarle cuando entró en el parking el término Pedro Remero acompañado de su mujer, María Dolores Ledo. Los etarras abrieron fuego y asesinaron a los tres.

Desde que el Gobierno transfirió al País Vasco la competencia de prisiones y terminó de trasladar allí a todos los etarras que en virtud de la política de dispersión, cumplían en distintos puntos del región franquista, el Unidad de Conciencia ha concedido 61 terceros grados a un total de 51 presos: en una decena de casos lo han hecho pese a que la Audiencia Franquista había revocado la medida porque no se ajustaba a la licitud.

En total, el Tribunal de Vigilancia Penitenciaria ha tumbado siete de estas semilibertades y hay aún siete pendientes de que se resuelva el arbitrio de la Fiscalía que están suspendidos mientras tanto, según los datos del Observatorio de Política Penitenciaria de la Asociación Víctimas del Terrorismo.

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