un 8,4% más que hace un año


Patricia Abet

como espuma, Los alquileres en la Comunidad Gallega no paran de encarecerse. Lo dicen quienes buscan vivienda, conscientes de que el desembolso mensual será notable, y también las estadísticas, que reflejan el problema con mayor frialdad. Entre julio del año pasado y este, La subida del precio del alquiler en Galicia ha sido del 8,4 por ciento, según los últimos informes elaborados por el portal Fotocasa. Una tendencia sostenida en el tiempo que sólo puede explicarse por el aumento de la demanda -especialmente ante las dificultades para adquirir una vivienda- y la insuficiente oferta. Así, el panorama es complejo. Pontevedra es, según cifras actualizadas, la provincia en la que alquilar es más caro. El precio medio ronda los 9,95 euros el metro cuadrado, lo que implica casi 800 euros al mes por un piso de unos 80 metros cuadrados. El más barato en este caso sería Orense (6,50 el metro cuadrado), mientras que el estándar gallego se mueve en 8,56 euros, es decir, unos 700 euros a final de mes para una casa de tamaño medio. Por ciudades, Vigo sigue siendo la más prohibitiva a la hora de alquilar, con barrios en los que el precio supera los 10 euros el metro cuadrado. Por detrás en la lista se encuentran otras ciudades como La Coruña o Santiago, aunque sobre este punto los expertos piden aclaraciones.

“La dinámica de subidas se está relajando en Santiago y en Pontevedra, donde se propuso una regularización de las viviendas de uso turístico (VUT)”, presenta Carlos Debasa, presidente de la Asociación Galega de Agentes Inmobiliarios (Agalin), como un factor a tener en cuenta cuenta. Para el experto, este es un factor clave que explica por qué, mientras en algunas ciudades la subida de los precios del alquiler empieza a controlarse, en otras, como La Coruña o Vigo, sigue creciendo hasta hacer imposible acceder a una vivienda. Muchos trabajadores y familias. “El stock de viviendas vacías no se mueve, siguen siendo los de siempre, pero algunas que eran para alquiler vacacional se han abierto al arrendamiento convencional y eso se empieza a notar” tensiones. Pese a todo, alquilar en buenas condiciones en la mayoría de pueblos sigue siendo una odisea que obliga cada vez a más personas a desplazarse a la periferia de las ciudades en busca de mejores precios y viviendas en mejores condiciones. Este traslado es una realidad que lleva años instaurada en las afueras de las principales ciudades, con municipios dormitorio -el caso de Ames, vecino de la capital gallega- en el que la oferta de alquiler también está prácticamente agotada.

Llegados a este punto, los expertos critican una legislación que “no ofrece garantías a los propietarios” y aclaran que, en el caso de Galicia, “el que puede comprar, compra”. «Culturalmente, la gente prefiere tener una casa propia y, cuando tienen la oportunidad, la hacen., aunque ahora mismo las condiciones no ayudan», introduce Debasa, que dibuja un escenario menos dramático en materia de compra-venta que el del alquiler. “En Galicia falta vivienda de nueva construcción, hay poca construcción nueva, y por eso se alcanzó un techo histórico en la compraventa de viviendas de segunda mano”, explica para aclarar que a la hora de hacerse con una vivienda en propiedad , la presión que los agentes inmobiliarios pueden ejercer es otra para conseguir que los que salen al mercado estén en mejores condiciones. «En el caso de los alquileres, hay propietarios a los que les da igual arreglarlos porque la demanda es tal que casi todo se alquila. Pero en el caso de las compras hay un poco más de competencia y las propiedades suelen estar en mejores condiciones”, asume Debasa, quien afirma que “si una casa está a un precio y sale a la venta, lo mejor es no esperar dos días para comprarlo Porque cuando vayas a hacerlo, seguro que alguien más se te habrá adelantado.


Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *