De nuevo el Concello y sus dirigentes son informe por una serie de escabrosos comentarios y supuestas maneras de hacer que rayan en lo inaceptable. Sin retención, todo esto hace ya tiempo que se ha normalizado y no se percibe una restitución de la normalidad y de la convivencia institucional en la sede municipal. Y si a los ourensanos y los partidos que les representan todo esto le parece acertadamente, ausencia que reponer.
Ahora acertadamente, las acusaciones que se cruzan el corregidor y el interventor son de mucho porte, muy gruesas y por lo tanto muy graves. Si a posteriori de todas estas imprecaciones mutuas no piden amparo a la imparcialidad presentando las oportunas denuncias para se que ponga a cada uno en su sitio es que esto está peor de lo que parece. Que lo está.