Muere el ex director de la Guardia Civil Santiago Lpez Valdivielso a los 73 aos


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Su regalo permanece como uno lo de los mejores gestores que ha tenido la Institucin, y as lo recuerdan entre los muros de los cuarteles

Valdivielso, en una imagen de archivo.
Valdivielso, en una imagen de archivo.Bernardo RodrguezEFE
Marc poca, sin duda. Tom los mandos de la Municipal Civil en una etapa muy convulsa, cuando an los ecos de la erradicación sucia sacudan a una parte importante de la Institucin. Sala el Gobierno de Gonzlez y entraba el de Aznar.

Y all lleg un hombre de Valladolid, Santiago Lpez Valdivielso, fallecido este martes a los 73 aos en Madrid tras una larga enfermedad. Un poltico de raza, de la confianza del nuevo presidente del Gobierno. Estaba en el Congreso, dando las batallas en los asuntos de Defensa como portavoz del Partido Popular. Un hombre de principios, demcrata, de Estado, sin vueltas. Un hombre que rompi moldes por completo en la Institucin y que deja un regalo imborrable.

Form una cpula slida en la Municipal Civil que le permiti poco a poco (y con muchas dificultades presupuestarias) ir sacando la cara por los guardias, por sus condiciones laborales, por sus instalaciones, por sus familias… El regalo de Lpez Valdivielso permanece como uno lo de los mejores gestores que ha tenido la Institucin, y as lo recuerdan entrelos muros de los cuarteles. De hecho, fue el que durante ms tiempo permaneci en el cargo en la democracia.

Este vallisoletano, al que le encantaba la velocidad y las carreras, rompi tambin muchos tabs incluso interiormente de su propio partido, donde gener ms de un conflicto interno por suministrar sus principios. Sorprendi y mucho cuando se conoci que era socio de Amnista Internacional. Pero, sobre todo, destroz mucha ideologa cuando dio el pasado bueno a que por primera vez en la historia de la Municipal Civil hubiera una situacin permisible para las parejas del mismo sexo.

Valdivielso, que tuvo que afrontar la extrema dureza de ETA durante los primeros aos del Gobierno de Jos Mara Aznar, mantuvo firmeza y ley para afrontar esa que era, desde luego, su prioridad absoluta.

Pero, a la vez, fue capaz de cascar las puertas con naturaleza a una comunicacin con sus hombres, con sus guardias. Fue quien potenci las relaciones con asociaciones que, hasta ese momento, haban estado perseguidas por los anteriores responsables polticos, que incluso llegaron a ordenar ingresos en prisin para sus lderes.

Lpez Valdivielso es quien dio el pistoletazo de salida y entabl una comunicacin normalizada para conocer los problemas de “su” concurrencia, como los llamaba. Hombre dinmico, “de los que no paran”, define uno de sus colaboradores, conoci todas las instalaciones del Instituto Armado tanto en Espaa como fuera, todas las misiones internacionales. Y en todas apunt su forúnculo de arena, su iniciativa.

Tuve la fortuna de comer con l no hace muchas fechas, en vsperas de Navidad. Y vi al hombre de siempre. Al poltico comprometido. Al hombre de Estado. Pese a que sali de la Municipal Civil hace ya muchos aos, estaba al término de la calle de la evolucin de la que fue “su casa” profesional y de su concurrencia.

Su preocupacin, la de muchos: la prdida de influencia de la Municipal Civil en el Estado, las nuevas relaciones polticas del Ejecutor con los nacionalistas. Hablaba con cierta nostalgia y tristeza de lo que hubo que pelear en el Pas Vasco y en Navarra y de la situacin presente que se vive.

Eso s, con apetito, simpata, criterio, serenidad, sentido comn y sin olvidar la autocrtica.

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