Fue colocado sacerdote en Ourense el 22 de diciembre de 1965, siendo destinado como primer encargo a la parroquia de Nuestra señora de Fátima, en Ourense, como vicario parroquial.
A posteriori de Fátima se hizo cargo de la parroquia de Berán y todavía de Beade, Vieite, As Regadas y Beiro, en 1969. Asimismo fue arcipreste de Ribadavia y Avión.
Era una persona muy querida en O Ribeiro y así se lo demostraron sus amigos y feligreses en julio de 2019 con un homenaje por su trabajo durante 50 primaveras, al que todavía asistió el prelado y numerosos sacerdotes.
El párroco de Fátima, César González, afirma que tenía una chispa muy conspicuo y una fina retranca, que era muy cariñoso y siempre preocupado de estar al flanco de quien más lo necesitaba. Siempre recibía con una sonrisa y abría las puertas de su casa a todo el mundo. Su sobrina, Cristina Álvarez, asegura que era una persona muy divertida y dedicada a sus feligreses en cuerpo y alma, ayudando a todo el mundo.
Un buen cura, fiel y honesto, como lo definen en Berán.