La suerte está en manos de 6 toros



En primer lugar hay que tener en cuenta que el confinamiento es un tipo de celebración muy peligrosa e impredecible. La suerte está en manos de seis toros, que no han tenido contacto en su vida con un entorno urbano y de cientos o miles de corredores que pueden tener más o menos experiencia.

Es por eso ningún encierro es igual al anterior, ni lo será el de mañana, por mucho que el gran público los encuentre parecidos cuando los vea por televisión. Sin embargo, los organizadores de este tipo de celebraciones siempre pueden aspirar a minimizar estos riesgos para que no acaben marcados por la tragedia.

El primer filtro es la selección de las personas que entran al manga. En San Sebastián de los Reyes esta labor la realiza cada día la Policía Local. Se controla que No hay nadie en la ruta que no esté en forma. o que lleve objetos (cámaras fotográficas, bolsos, móviles, etc…) que puedan poner en peligro a otras personas. Otro aspecto fundamental es la elección del recorrido y del vallado. Las talanqueras son la vía de escape para los corredores que se encuentran en apuros. Por eso deben estar lo más limpios posible y tener los agujeros a mano para salir lo antes posible. La propia elección de la manga (sus curvas, su luz, el suelo, su anchura…) condiciona también el devenir del salón.

Factores que pueden evitar peligros.

Cuando el cohete ya está lanzado y todo parece estar en manos de la suerte, también hay muchos factores que pueden evitar los millones de peligros que esconde el confinamiento. he aquí el El trabajo de pastores y dobladores es fundamental. Los primeros acompañan a la manada por detrás, guiándola hacia los corrales y evitando, en la medida de lo posible, que algún toro quede descolgado o desorientado. Los padrinos esperan en la plaza para guiar a los animales con sus mantos hacia las pocilgas, que es el final del encierro. Obedecer sus instrucciones es fundamental para evitar sustos.

Y también hay un aspecto menos tangible, pero fundamental a la hora de minimizar los riesgos del confinamiento. Es él respetar el toro y el espectáculo por quienes participan en él. Llevamos tres días viéndolo en San Sebastián de los Reyes. Ningún corredor ha llamado jamás la atención de un toro, ni se ha aferrado a él ni lo ha tocado durante la carrera. Nadie en la plaza ha hecho ademán de convocar a los animales para provocar sus ataques.

El respeto y el orden han marcado estos primeros días y esto ha minimizado mucho los riesgos y ha permitido a corredores y espectadores disfrutar del espectáculo sin tener que lamentar lesiones graves. Nadie puede asegurar que estos percances no se produzcan en los próximos días. Pero puedes dificultar su presencia. Y eso sin restar emoción a un espectáculo que no se puede entender sin peligro. Ésa es la paradoja del encierro.

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