Los premiados advierten sobre los género que se podrían ocasionar si no se detienen las emisiones de los gases de los género invernaderos, provocadas por el uso de los combustibles fósiles, como episodios climáticos extremos y desplazamiento de poblaciones afectadas por estos fenómenos.
Los cinco galardonados han demostrado que los registros procedentes de los depósitos de hielo más gruesos y antiguos del planeta, situados en la Antártida y Groenlandia, “muestran que los cambios en las concentraciones atmosféricas de gases de huella invernadero -como el dióxido de carbono o el metano- van acompañados de cambios sistemáticos en la temperatura del elegancia en todo el planeta“.
No hay precedentes en los últimos 800.000 abriles
El presidente del junta y director del Instituto Max Planck de Meteorología, Bjorn Stevens, afirma que “el mensaje central que deriva del estudio de las capas de hielo es que el CO2 y la temperatura están estrechamente vinculados y que las concentraciones de gases de huella invernadero presentes hoy en la ámbito no tienen ningún precedente en los últimos 800.000 abriles. Esto tiene implicaciones profundas para la transformación de nuestro planeta en las próximas décadas y siglos”.
Para tolerar a agarradera la comprobación, el examen de los testigos de hielo (muestras cilíndricas que se obtienen mediante la cavidad del sustrato a diferentes profundidades) ha sido trascendental. “El hielo nos dice tanto cuál ha sido la temperatura, a través del examen y la interpretación de los isótopos estables del agua, como cuáles han sido las concentraciones de gases de huella invernadero, gracias al elegancia atrapado en su interior”, explica Dahl-Jansen.