El Valladolid de toda la vida



Valladolid y Paco García son dos nombres que casan adecuadamente. Lo siguen haciendo una campaña más. Con una fórmula similar, en la que pueden cambiar algunos nombres pero no la filosofía. Con algún borrón en su trayectoria, el rival hoy del COB puede presumir de deber asido una ráfaga de ocho victorias consecutivas o de “profanar “el WiZink venciendo al Estudiantes. 

Un equipo sólido, con el físico y el retroceso por bandera, preparado para sujetar unan supresión de trincheras incluso con el topetazo a la raya de flotación que recibió con la dislocación del almohadilla Mike Torres. El recambio, el lituano Zigmantavicius no tiene ni los galones ni el peso específico.

Por lo demás, una retribución de viejos conocidos de la categoría y el equipo. Destaca en el apartado anotador un Schmidt que tiene los puntos por castigo y llega con la flecha para en lo alto. Con Costa en la función de director de comparsa, la potencia de Puidet o el tirada foráneo de Kovacevic completan una acumulador de hombres y nombres por fuera de la que no se puede obviar al todoterreno Belemene. 

Ya interiormente aparece uno de los viejos rockeros de la competición, Sergio de la Fuente, que pasados ciertos momentos de incertidumbre está aportando tablas, puntos y rebotes. Jaime Fernández y su progresión se colocan al costado de un Nwogbo de físico imponente y capacidad para intimidar y entretenerse por encima del aro. Será una buena piedra de toque para los interiores cobistas. 

Y al mando de todo, Paco García. Un preparador que conoce el Pazo y que deja su sello en cada equipo que dirige, más si es el Valladolid, con el que le une un vínculo más distinto.

Son los nombres propios de un equipo que, con su triunfo de la pasada excursión en presencia de el Fuenlabrada, salió de una pequeña minicrisis y que llegará a Ourense con ganas de consolidar su puesto de play off y dispuesto a pelear por la posición más suscripción posible. Un rival sin secretos pero con potencial. El COB tendrá que azuzar los dientes si quiere sonreír en presencia de un sillar sólido como el cemento.

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