César Pérez Gedilla, el arte del suspense



El insomnio le llevó a la letras, que no era ni su gusto ni su profesión. Graduado en Cosmografía e Historia, hasta los 37 primaveras se dedicó profesionalmente al ámbito del marketing. Merienda primaveras posteriormente de editar su primera novelística, “Memento Mori”, César Pérez Gellida (Valladolid, 1974) acaba de superar el Premio Nadal, fallado el pasado 6 de enero. Ochenta primaveras separan “Bajo tierra sequía”, el título de la novelística ganadora de esta impresión, de “Nulo”, con la que Carmen Laforet había yeguada el primero, en 1944. César comparte con la primera ganadora de este certamen el hecho de ser ourensano consorte, circunstancia que le ha servido para pasarse a menudo esta provincia.

DE NIÑO ¿QUÉ QUERÍA SER DE MAYOR? CREO QUE LA LITERATURA NO ESTABA ENTRE SUS PLANES.

Yo descubrí la letras a los 37 primaveras. Memoria que, de pequeño, una de las cosas que más me atraía era ser policía. Lo tenía en la capital y cuando terminé mi carrera de Historia, una de las opciones tenía era concursar a la escalera del cuerpo superior de Policía. El problema es que yo estoy operado de las dos rodillas y había una prueba que era el brinco erguido que era inalcanzable que lograse superarla así que lo descarté. Quién sabe, a lo mejor soy un inspector de homicidios frustrado.

AHORA ES USTED QUIEN CREA LOS CASOS. ¿LA NOVELA NEGRA, ES SU CAMPO DE BATALLA LITERARIO?

A excepción de una incursión que tuve en 2015 en otro productos con “Khimera”, una novelística que es un thriller distópico por ponerle una ritual, que no tenía falta con ese componente criminal de las novelas negras. Pero de las trece novelas que tengo publicadas hasta ahora si hay que buscarle una definición que se adecue es el de novelística negra.

¿CÓMO SURGE, DEL INSOMNIO SU CARRERA LITERARIA?

Yo tenía, y sigo teniendo, problemas para conciliar el sueño. Se me ocurrió un método, que es inventarme una historia. Y al día sucesivo la retomaba en el punto donde la había dejado la perplejidad precedente y esa historia fue creciendo y algún día decidí atraparla en el papel. Pero no tenía la pretensión de que fuera publicado, sino que lo hacía para mí. Al final acabó en manos de Michael Robinson a través de un amigo mío que tenía contacto con él y él me dijo que, si terminaba la novelística en el nivel en el que estaban esos capítulos que se había letrado, me abría las puertas del mundo editorial. Y así fue. No tuve que estar tocando timbres para entrar a editoriales con las que editar aquella primera novelística que era “Memento mori”.

Y FUE UNA ENTRADA POR LA PUERTA GRANDE

Fue con una muy buena editorial que era “Suma de Humanidades”, del género Santillana, pero tener una buena editorial no implica falta si no cuentas con la respuesta de los lectores, que la lean, hablen de ella y se convierta en un aberración editorial, como fue el caso porque con “Memento mori” en muy pocos meses lanzamos cinco ediciones.

¿CÓMO SURGEN LAS HISTORIAS QUE CUENTAN SUS NOVELAS?

No tengo un guion previo. Sigo el mismo método que cuando me inventé la primera historia durante las noches de insomnio. Es opinar, donde me quedé el día precedente, ahí continúo. Así comencé y así sigo, solo que con un ritmo de trabajo que es de ocho, diez, doce y hasta catorce horas al día. Gracias a eso, al tener la historia muy presente en mi capital, fluye muy aceptablemente.

¿SABE DE ANTEMANO CÓMO VA A ACABAR LA NOVELA?

No. Y adicionalmente soy de la opinión de que en la novelística negra conviene no trazar líneas rectas argumentales en la capital. Voy generando la historia en la medida que la voy escribiendo. Y si en ese momento surge un letra que me va a condicionar, no me lo pienso. Y es que si yo no sé a dónde voy, difícilmente el profesor se podrá sobrepasar a los acontecimientos. Y en este productos es muy importante que el profesor no sepa qué es lo que va a suceder.

NO ES MUY COMPLACIENTE CON LOS LECTORES.

Una de mis obligaciones es la de incomodar al profesor. Si una novelística negra no consigue incomodar al profesor y removerlo del sofá es que no estás haciendo aceptablemente tu trabajo. Tengo que engañar al profesor, corretear con él, siempre con las cartas boca hacia lo alto. Con honestidad. 

¿SUELE VENIR MUCHO POR OURENSE? ¿HA PENSADO EN AMBIENTAR ALGUNA HISTORIA AQUÍ?

Mi mujer es de Ourense y solemos venir todos los primaveras dos o tres semanas a casa de mi suegra. Adicionalmente Galicia es un sitio que siempre me ha llamado mucho la atención y no puede ocurrir un año en el que no pase como leve tres o cuatro semanas por ahí disfrutando de la tierra, de su concurrencia y de su comida. Y “Cuchillo de palo”, la segunda novelística de la segunda trilogía está ambientada en buena parte de su trama, en el entorno de Gondomar y Vigo.

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