El COB recibió una ovación que se sintió hasta en Pekín



Lo dijo el presidente del FC Barcelona Joan Laporta en un tiempo pretérito, pero aceptablemente lo puede chillar ahora a pleno pulmón cualquier cobista: “Al locuaz, que no estamos tan mal”. El COB dio un paso delante. Dos, quizá. Un brinco delante incluso. Salieron mordiendo y finalizaron sonriendo. Un proceso de dientes como los que casi privan al respetable de disfrutar a Justin Turner en presencia de el Valladolid. Porque la fiesta fue completa. Fielmente. Triunfo, buen muestrario, entrega y Bolong Zheng. El tahúr chino hizo su primicia con la elástica ourensana. Se enteraron los allí presentes, los que lo estaban viendo o escuchando en casa y hasta en su China de origen de la estruendosa ovación que se llevó ya solo cuando se sentó en la apero de cambios. Y lo dio todo en el par de minutos que estuvo sobre el parquet. No lanzó a canasta, pero dio una estadística a Samu Rodríguez. El deporte es ilusión y espectáculo. Y, a tenor de los aplausos y la fortuna de sus compañeros, lo merecía.

Como merecía el pueblo una autos “vintage” del citado Turner. Lo dijo en una entrevista esta semana torrevieja news today: “Es nuestro momento”. Tradujo las palabras en hechos. Si las lesiones le respetan (que toque madera y no pase por debajo de ninguna escalera, por el apego de Altísimo) tiene que ser el líder. El ataque es otro rollo. Basado en hechos reales se puede opinar que en un mal día puede quedarse en 14-15 puntos, lo que para muchos otros jugadores es un día excelente. Ahora, que no sea piropo de un día por H o por B, ya que relación causa-efecto es evidente. Y en esa paga de nombres propios debe añadirse a Kacinas. Subidón del lituano que lideró el primer despegue del COB y que hizo un partido de matrícula de honor para recuperar sensaciones y humor.

El Pazo disfrutó. Cuando ovacionó a Zheng ya tenía las palmas de las manos calientes de hacerlo. Puede que no siempre haya un 52% en triples, pero si hay entrega y lucha, la clan va a estar empujando. Tan sencillo de describir y, a veces, tan complicado de ganar. 

Porque el COB en casa está más que aseado. Ofrece su mejor interpretación. El día en presencia de el Melilla o en el duelo contra el Tizona no llegó, no estuvieron finos pero no por equivocación de postura, sino de aptitud en esa trayecto. Ahora tocará la reválida. Que con los fantasmas que atormentan al COB pase lo mismo que ocurre cuando van a “cazarlos” los de Cuarto Milenio: que desaparecen. Melilla calibrará a un equipo reforzado en lo moral y en lo baloncestístico. Lo hará, eso sí, con menos peso en una mochila, que se liberó con un triunfo en presencia de un señor equipo como es el pucelano. Con mucho fin de semana todavía por delante, el cobismo arranca los días de asueto (para los afortunados) con una sonrisa y ganas de que llegue el próximo partido. Y eso ya es asaz. La redención llegó. ¡Qué dure!

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