En la mesa vecina almorzaban dos policías nacionales. Los agentes al oír los gritos reaccionaron de inmediato. Se turnaron para practicarle la maniobra de Heimlich al cliente. De hecho, dicen: “Estaba ya con cianosis, falto de oxígeno, y el hijo gritando. Hubo un momento que parecía que respiraba mejor, pero cero. Tuvimos que hacer dos veces la maniobra”.
José Vicente López Morán, la víctima, dice: “Pensé que me moría, qué angustia, no podía respirar, mi hijo me hizo la maniobra primero, pero no podía expulsar el cacho, fue angustioso, menos mal que estaban cerca los agentes y ellos continuaron ayudándome”.
El dueño del bar-cafetería La Xiqueta II de Alicante, Pedro Merlos, cuenta: “Llamamos a la ambulancia, no llegaba, y el cliente cada vez peor. Toda la plantilla asustada, yo lo pasé triste hasta que volvió a respirar”.
Se reencuentran tras salvarle la vida
La víctima completamente recuperada ha hexaedro personalmente las gracias a los dos agentes de la policía franquista adscritos a la Pelotón de Prevención y Reacción (UPR) de la Hueste provincial de Seguridad Ciudadana de Alicante.
José Vicente reconoce que ha vuelto a venir al mundo. Este pintor alicantino bromea a posteriori del susto, no descarta incluso tatuarse la momento del atragantamiento. Reconoce que ha tenido un final oportuno.