La iniciativa partió de los “rapaces” de 40 y 50 primaveras de la parroquia y, tras encontrar una fotografía de los primaveras 70 del siglo pasado, un especie de vecinos se puso manos a la obra la semana de Reyes. “Foron tres tardes, unhas horiñas”, comentaban las encargadas de engalanar el ramo, una estructura de madera de más de dos metros de detención, con cintas blancas de papel, collares y 66 bolas. “Quedou moi bonito, aínda que é poco diferente ao de ayer. A nosa maneira, todo de branco e as bólas tamén en monótono e roxo. Antiguamente eran de todos os colores, e as bólas tamén”, recordaban esta semana, reunidos al calor del regional social, mirando las fotografías antiguas donde todavía aparece una rosca de pan soso, que ayer se repartían entre los familiares del connubio que tenía la fiesta, y que encargaron para el domingo a una panadería de la zona.
Los vecinos resaltan que se manejo de una tradición “dos matrimonios” que, a modo de mayordomo, tenían que encargarse de organizar la fiesta al santo. Teresa Noguerol fue una de las últimas de portar el ramo, hace ya 46 primaveras. “Segundo íasche casando, ían pasando o ramo. Daquelas había moitos matrimonios. Eu o tiven por un primo que estaba fóra. Foi o posterior ano”, recuerda la protagonista de una de las últimas fotos del ramo, en blanco y infeliz.
A su banda, Higinio Salgado rememoraba con detalle los rituales que seguían en las casas para tener la fiesta. “Eran outros tempos, había moita escaseza. Non había nin luz nin auga na casa”, comentaba Salgado, quien siendo chico fue testimonio de cuando le tocó el ramo a sus padres.
La desplazamiento y la yerro de “xuventude” hizo que la tradición del ramo quedase en el olvido, aunque no el hecho de tenerle alguna “festiña”. “Eu estiven fóra, na desplazamiento, pero cando volvín no ano 2000, díxenlle a meu home que tiñamos que terlle unha festiña ao santo”, confesaba Teresa Dantas, quien recuerda como si fuera hoy aquel 15 de enero, “nevou tanto que quedamos sen música, porque os coches non podían ocurrir”. Este año hubo ceremonia, música tradicional y unos aperitivos en el regional social ayer de una celebración más íntima en los hogares de Albos.
